La cultura: promotora de solidaridad
La cultura es una forma de mostrarse, sin fronteras, tanto de modo individual como colectivo. Por ello la cultura incide en las relaciones internacionales generando prestigio y confianza entre los pueblos. Se basa además en la aceptación de lo que puede ser tanto común como distinto.
Hoy la pandemia y las asperezas que se generaron a través de las campañas de política interna -que ha tomado visos de folklore- nos obliga a reflexionar sobre la importancia que tiene la cultura ancestral peruana. Aquella erudición que ha demostrado que formamos una civilización con el mestizaje de aportes culturales distintos. Ello se logró en base a la tolerancia.
En el Perú moderno, son los escritores, los músicos o los fotógrafos los que han logrado, con mayor éxito, transmitir al mundo la realidad peruana. La novela, según los exegetas, evoca diversas concreciones de sociedades desarrolladas en contradicciones variopintas. Ello ha suscitado interés en otras estructuras sociales más allá de nuestras fronteras. Hemos logrado que trascienda lo más auténtico. Felizmente contamos con convenios de cooperación eficientes con Instituciones de Alemania o Polonia, así como podríamos explorar trabajos conjuntos con países como Israel que han hecho importantes avances en arqueología.
Hoy hay una nueva generación de exponentes culturales que por méritos e iniciativas individuales nos representan fuera del país. Solo esta semana hemos visto el éxito de Begoña Requejo en una exposición fotográfica en Madrid; así como tomamos conocimiento, con gran satisfacción, del premio que recibió la joven escritora Inés Bellina en los Estados Unidos de América.
Aun así, queda un extraordinario potencial por desarrollar. El Perú, pese a contar con un acervo cultural original, rico en sus variaciones, participa muy poco del diálogo intercultural institucionalizado. Nos replegamos aún en el conformismo de ser simples receptores de acciones de industrias culturales foráneas. Lo vemos cuando en los periódicos existe una tendencia a crear espacios a artistas extranjeros, en detrimento a valores culturales nacionales.
Hoy más que nunca, debemos promover la solidaridad tanto a nivel nacional como internacional. Esto se logra con la promoción de la cultura peruana que marque una proyección nuestro prestigio como nación, que es un medio auténtico para preservar valores éticos y fomentar la paz. En ese contexto una institución que ya cuenta con prestigio y reconocimiento internacional, como es la Cancillería, juega un papel fundamental.
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