La cultura y la educación
Etimológicamente la palabra cultura proviene del vocablo latino “Cultus” que a su vez se deriva de “Colere”, es decir “cuidar del campo y del ganado” lo que hoy conocemos como cultivar. Fue Cicerón, el filósofo, quien en el siglo I a. C. se refirió a “cultura animi” para indicar que el hombre debía hacer crecer la sabiduría humana. Actualmente el término se utiliza para toda manifestación y expresión del ser humano, entonces en palabras simples, la cultura es lo que la gente crea en todos los ámbitos humanos, abarca las costumbres, los valores, la religión, la ciencia, el arte, el idioma, la literatura, la música.
Es un derecho del ciudadano acceder a ella y una obligación de parte del estado de promoverla, protegerla, preservarla y garantizar el libre acceso a ella. La cultura no es patrimonio de unos cuantos, no debería ser utilizada para promover intereses comerciales o ideologías de forma soterrada, si ella es utilizada como instrumento, con el único fin de concientizar, las personas carecerían de capacidad de análisis sobre el mundo que los rodea, la reflexión crítica en ellos sería sesgada, dificultando así la comunicación y la sociabilización con personas en diferentes etapas de la vida.
Siendo la educación “un proceso intencional de transmitir conocimientos, habilidades y valores”, y dado que los primeros valores se aprenden en la niñez, pues los cimientos de la educación vienen del entorno de la familia e incluso de la comunidad, es importante que la educación formal deba ser impartida de manera imparcial y objetiva, en los colegios y universidades, con el único objetivo de promover la pluralidad, el respeto a otras expresiones culturales, buscando constituir una sociedad más justa e inclusiva.
Sin embargo, en la actualidad es preocupante el bajo nivel de aprendizaje de nuestros jóvenes en áreas básicas como matemáticas y comprensión lectora, las deficiencias claras en la implementación de una educación inclusiva que elimine barreras físicas, sociales y culturales, sumando además el pésimo manejo en los colegios en torno a la prevención y el acoso escolar, configuran un diagnóstico negativo de la educación que reciben nuestros jóvenes. El constante cambio curricular de los últimos años, la anulación y desaparición de materias imprescindibles en la formación integral del educando, la tergiversación de la historia en los textos escolares, la inclusión subliminal de narrativas como la ideología de género en los niños, que no forman parte de nuestra cultura, atentaran a largo plazo con la formación de los hombres del futuro de nuestro país.
La cultura en manos equivocadas, tendrá como único fin la descontextualización de la realidad dejando de ser un medio para la formación del ser humano. Siendo entonces que “la educación se nutre de la cultura y, a su vez, la transmite y transforma”, en corto plazo, estaríamos asistiendo a una severa crisis cultural, que repercutiría en la construcción de la sociedad peruana.
Por ello es importante el papel del estado como promotor de la cultura, es urgente colocar en los diferentes estamentos a su cargo, a personas idóneas, íntegras y capacitadas, para que la gestión de la educación y la promoción de la cultura sea independiente.
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