La defensa de un país no se improvisa
Para Maquiavelo, “el uso de las armas en una sociedad políticamente organizada es natural, independientemente de cuál sea su forma de gobierno”. Desde su perspectiva, cualquier relación de mando y obediencia entre los hombres o cualquier relación política implica la necesidad de recurrir a las armas.
Históricamente, en nuestro país, cuando un gobernante mencionó la posibilidad de destinar recursos económicos para recuperar la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, fue criticado con argumentos como: “socialmente hay otras necesidades”, “¿a quién se le hará la guerra?”, “las guerras ya terminaron”, “mejor tractores en lugar de tanques”, “¿para qué FFAA en estos tiempos?”. Incluso, algunos llegaron a decir que quienes piensan adquirir armas son traidores a la patria. Lo más preocupante es que esas preguntas y opiniones provienen de autoridades y profesionales importantes de nuestro país, como congresistas, ex presidentes y líderes de opinión. Nos preguntamos: ¿lo hacen por ignorancia o simplemente por oponerse a una decisión de Estado? Solo piensan en sus intereses y no en las futuras generaciones. Esa es una irresponsabilidad hacia nuestra patria. Ya hemos tenido experiencias nefastas: por la falta de previsión de nuestros sucesivos gobiernos, perdimos territorio, recursos naturales y muchas vidas. A pesar de ello, no aprendemos la lección: la defensa de un país se planifica, no se improvisa. Cuando llegue el momento, será demasiado tarde.
El Perú está en una coyuntura en la que, a pesar de sus problemas políticos, vemos proyectos de desarrollo que nos abren las puertas al mundo, y muchos inversionistas se orientan hacia nuestro país. Esto es positivo, pero el desarrollo va de la mano con la seguridad. ¿Es difícil entender este concepto? Lo que costó esfuerzo debe protegerse.
Con respecto a nuestros países vecinos, con Ecuador enfrentamos una guerra en 1995 y, gracias al valor de nuestros soldados, se logró una paz alentadora, aunque aún quedan pendientes los Centros de Comercio y Navegación Binacional de Saramiriza y Pijuayal en el río Amazonas. Con Colombia, recientemente un alcalde de Leticia afirmó que la isla Santa Rosa era colombiana, lo que generó tensión diplomática. La región del río Putumayo es un refugio para las FARC, que a veces cruzan la frontera para evitar la captura. Con Brasil, el narcotráfico en la Triple Frontera refuerza alianzas peligrosas, y hay rumores sobre la anexión de Purús a Brasil por el descuido de nuestras autoridades.
Con Bolivia, la situación es imprevisible debido a su inestabilidad política. Además, sus relaciones con Irán y el suministro de armas son motivo de preocupación. Finalmente, con Chile sigue pendiente el triángulo terrestre, y la ONU advierte que la brecha entre la demanda y el suministro de agua alcanzará el 40% para 2030.
Las guerras pueden tener múltiples causas: territoriales, económicas, ideológicas. ¿Es traición a la patria prever la defensa? Esperemos que la historia no nos pase factura por nuestra improvisación.
Por Gral. Div. EP Ronald Hurtado Jiménez
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