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La degradación del Perú

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Fecha Publicación: 10/09/2022 - 23:00
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Hay acontecimientos en la historia que permiten contrastar verdades, y de ellas sacar conclusiones. Una de esas está sucediendo en simultáneo ante nuestros ojos. Hablamos, por ejemplo, del colosal contraste estrictamente protocolar, litúrgico, ritual y ceremonial que viene dándose en el Reino Unido, transmitido por los medios de comunicación desde el pasado jueves con motivo del triste fallecimiento de la Reina Isabel II de Gran Bretaña, ejemplar monarca que guió al Reino Unido durante setenta años. Precisamente aquellos en que el planeta ha sido testigo de una metamorfosis inesperada, fascinante y ciclópea que no la imaginó nadie. Desde la Segunda Guerra Mundial -y sus consecuencias tan escalofriantes- pasando por los deslumbrantes años de la Post Guerra en los que el Mundo no sólo consiguió recuperar su progreso, sino que inauguró una época restauradora que atrajo un desarrollo jamás imaginado, a pesar de que la humanidad presenciaba y padecía las consecuencias derivadas de un lastre conocido como Guerra Fría que duró medio siglo. Esto aparte de otros cambios fascinantes en la vida del hombre que produjo la transformación tecnológica que modificó por completo la vida de la humanidad. Pues estos y muchos más cambios vio pasar Isabel II a lo largo de sus siete provechosas, admirables décadas como ejemplar monarca.

Acá, mientras tanto, asistimos al escenario más patético de autodestrucción de lo que fue un país progresista que está siendo sistemáticamente devastado por una organización criminal, que la integra una chusma presta a forzar el regreso del Perú a sus períodos tribales. Gentuza pletórica de un primitivismo atroz, anclada a un pasado que no debe repetirse porque, precisamente, el mundo es otro que aquel que vivieron los prehistóricos pobladores de esta parte del orbe.

Produce náusea contrastar el civismo de los ciudadanos británicos con nuestra camorra tan vasta, que pretende apropiarse del poder para transformar al Perú en una republiqueta zafia. Algo verdaderamente espeluznante, patibulario e inaceptable. Comprobamos que todos los británicos practican con devoción la cultura de la educación, el protocolo, la dedicación, el esfuerzo y la disciplina, aspirando a la perfección -al unísono y orgullosos- a cultivar aquellos valores como engranaje ecualizador entre su población. Pero acá constatamos acá con horror, cómo la tribu que lidera un analfabeto consustancial, plagiario de tesis, ignaro en administrar siquiera su propio hogar -menos todavía nuestro Estado- menosprecia los modales, la cultura, la disciplina, la Constitución y las leyes. Asimismo rehúsa el rigor por los reglamentos, la sumisión a la majestad de los cargos de gobierno, entre tantas otras atrocidades que quisiera institucionalizar como modo de vida del peruano.

No debemos permitir que una banda de atorrantes retorne por la fuerza al Perú a los tiempos del hombre de Cromagnon, en su versión sudaca. Es mandatorio ponerle freno a esta depravación de nuestra sociedad, que persiste en imponer un sujeto, además, sospechoso de liderar una organización criminal, a quien le hemos visto actuar como tal, a lo largo de un año de desgobierno y sistemático quebranto de los principios civiles y sociales que caracterizan a nuestra nación.

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