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La demagógica búsqueda de una nueva Constitución

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Fecha Publicación: 25/04/2021 - 23:15
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Camino a cumplir 27 años de vigencia la Constitución de 1993, tiempo durante el cual ha tenido variadas modificaciones, no puedo dejar de confesar que estuve entre los más severos críticos por su forma de elaboración y, luego, su ratificación vía referéndum.

Pero, a pesar de la opinión contraria que sobre ella se pueda tener, no se puede dejar de llamar la atención sobre lo que en estas últimas semanas se viene comentando, dentro del debate político de la campaña electoral. Pues, no hacerlo sería una irresponsabilidad que, como ciudadano, todos tenemos, cuando se trata de trazar el sendero por el que debe conducirse la administración del Estado.

Cada lustro en el que nos encontramos con la necesidad de renovar nuestras autoridades del Ejecutivo y del Legislativo, es reiterativa la presencia de discursos políticos que nos inducen a considerar que la ley o la Carta Política es la culpable de todos nuestros males. Los innumerables problemas nacionales, regionales y locales no se resuelven sólo con nuevas normas legales o nueva Constitución. Se resuelven con decisiones de gobierno en todos los niveles.

Es decir, la forma como se ha venido manejando la administración de la cosa pública en estos últimos tiempos, especialmente por los nefastos resultados de estos dos últimos gobernantes, en el que se incluye el actual, confirma el diagnóstico. El problema ha sido las erráticas continuas decisiones que nos han llevado a la situación lamentable en la que hoy se encuentra el pueblo peruano.

No quisiera imaginarme lo que pasaría si en estas circunstancias en la que nos encontramos, la acción política, que afecta lo social y económico, se embarca en el compromiso de elaborar una nueva Constitución. Indudablemente la atención de los numerosos problemas y asuntos que se tienen que resolver y atender, entre los que destaca la lucha contra la pandemia de la covid-19, de seguro pasarán a segundo plano, vendiendo al pueblo la falsa idea que si se cambia la Constitución se podrán resolver mejor los problemas. Eso se llama demagogia.

La demagogia es la deformación de la democracia y el instrumento más eficaz para promoverla, desnaturalizando el sistema democrático, es usando el populismo como medio de convencimiento ciudadano, al cual se le ofrece una serie de promesas que son muchas veces inejecutables.

De estas características que acompañan a la forma como se dirige el país, estamos realmente cansados o, mejor, desilusionados. El Perú necesita que, con palabras sencillas y concretas, por parte del presidente de la república y sus ministros se diga, en detalle y con la verdad, cómo van a ser atendidos y resueltos los numerosos problemas que tiene nuestra sociedad.

Hacer algo distinto, por parte de quien ejerza la jefatura del Estado, es engañarnos, como lo vienen haciendo nuestras autoridades hasta el día de hoy.

Debo advertir que nuestra vigente Constitución, nos guste o no, y las específicas normas legales, no facultan al presidente de la República a convocar a referéndum, como inconstitucional e ilegalmente lo hizo el expresidente Vizcarra, cuando lo convocó para conseguir la ratificación de innecesarias reformas políticas, originalmente propuestas por una comisión que se hizo llamar de alto nivel.

Ya no hay tiempo que perder; muchos peruanos y peruanas se siguen muriendo por la covid-19 y para evitarlo no se necesita una nueva Constitución. Lo que necesitamos, reitero, son decisiones de gobierno serias y responsables que permitan evitarlo.

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