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La educación es un bosque, no un árbol

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Fecha Publicación: 13/10/2023 - 21:30
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El enfoque del Ministerio de Educación reduce el servicio educativo a una sola variable: la económica. Más le puede congelar precios, judicializar las disrupciones que proteger la libertad de enseñanza y la calidad de los servicios educativos. Ese afán miope de centrarse en los ingresos de las escuelas, ha enturbiado la naturaleza de la relación familia-colegio. Al punto que la percepción es que los padres frente a ese poder malsano, están desamparados y a merced de sus fauces.
El legislador desconoce que los padres de familia son los que eligen la escuela, conociendo previamente sus principios, su propuesta educativa y las condiciones de su funcionamiento. Por tanto, el vínculo que se establece no es en mérito de los pagos, sino en virtud de la educación del hijo. Ese vínculo se refuerza y se hace mediante: la delegación de autoridad; y, b) la confianza en la idoneidad y en la rectitud de intención del colegio para lograr los objetivos educativos ofrecidos. Cuando prima la desconfianza, se corre el riesgo de quebrar el proceso educativo porque no existe la disposición para dialogar y acordar estrategias conjuntas para acompañar al niño y ayudarlo en su crecimiento.
En un colegio, las necesidades e inquietudes de las familias difieren en orden a la edad y al grado que cursa su hijo. Más aún, las relaciones con cada familia son distintas – a pesar de que existan normas comunes propias de la convivencia y organización escolar – en virtud de las diferencias individuales de sus hijos. En esa misma línea, los asuntos económicos se tratan personalmente y con la discreción debida. Los colegios adquieren prestigio no porque reciban puntualmente el pago de las pensiones escolares. Su mayor interés es que sus alumnos se formen con arreglo a la visión educativa ofrecida y que, cuando egresen, puedan acometer con gran solvencia sus proyectos personales.

Los funcionarios presumen que el asunto más álgido entre los padres y el colegio es el económico. Aquellos no se perciben como meros clientes solo con derechos. Un padre paga porque valora en mucho al centro educativo como una eficaz ayuda calificada para complementar la educación de su hijo. También intuye que sin su concurso limita el accionar del colegio. La pedagogía moderna apunta cada vez más a que los padres se involucren en la formación escolar de sus hijos.
Si de veras le preocupara la educación al MINEDU, debería poner el acento en el proceso. ¿Por qué no animar a que los colegios capaciten permanentemente a sus docentes? ¿Por qué no estimular a que los colegios innoven, investiguen y sugieran nuevas propuestas educativas? ¿Por qué no promover intercambios y apoyos entre los directivos, educadores y alumnos de los diversos colegios a nivel nacional? ¿Por qué no garantizar que el padre de familia elija la educación que más aprecia para sus hijos, otorgando los denominados cheques escolares? Mucho se puede hacer por la educación, pero lo que no se debe hacer es lesionar la confianza, ni promover el enfrentamiento entre los padres de familia y los colegios.

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