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La espera

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Fecha Publicación: 18/10/2022 - 22:20
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“No de la espada o de la roja lanza/ Defiéndeme, sino de la esperanza” dice Borges en uno de sus más bellos poemas. Y páginas o años más adelante repite esta cadencia: “Pienso, tal vez, en esa compañera/ que me esperaba y que tal vez me espera.”

Entre vigilias y nostalgias transcurre nuestra vida. Siempre estamos esperando algo o a alguien. Sin embargo, somos huraños, nos aislamos o convertimos en una multitud de solitarios. Schopenhauer decía al respecto: “Hay tantísimas personas en este mundo que esperan, todas y cada una de ellas, algo de los demás, y que, no obstante, se aíslan tanto las unas de las otras.” La espera debe ser constantemente una invitación al diálogo, a la escucha, a la conciliación.
Esperar como errar son actos humanos por excelencia. Pero nunca perdamos de vista la extraordinaria enseñanza de Lao Tse: “Quien no desea no se frustra. Y quien no se frustra no se envilece. Así, el verdadero sabio espera en la quietud, mientras todo ocurre y no mandan los deseos. Así la paz y la armonía tienen lugar y el mundo sigue su curso natural”.

En el cruce de dos calles, en cierto árbol de un parque, en la sala de partos de un hospital o en sus pasillos de Emergencias, al borde de una cama, en la balaustrada de un templo, en la cola de una cárcel, en el aula magna de una universidad, en la antesala de un mortuorio, en la clarísima mañana de cualquier ciudad o en la oscuridad de sus catacumbas…los sitios de la espera suelen ser los mismos que los de la nostalgia. Con sus sueños realizados o truncos. Con las huellas- que se dejan al llegar- y sus rastros que se dejan al partir.

La espera exalta pero también deprime. Perfila nuestro horizonte pero también lo desfigura. El mismo Borges nos lo recuerda en su primer poema de Los Conjurados: “Cristo en la Cruz. Desordenadamente/ Piensa en el reino que tal vez lo espera…” Y en la Triada, sobre César y Carlos I: “ El alivio que habrá sentido César en la mañana de Farsalia al pensar: Hoy es la batalla. El alivio que habrá sentido Carlos I al ver el alba en el cristal y pensar: hoy es el día del patíbulo, del coraje y del hacha.”

La espera es un acto mientras que la esperanza una actitud. Todas las vigilias son como una moneda tirada al aire. Cualquier esperanza infunde cierto temor y la mayoría de ellas tiene una fecha .Por eso Buesa dice que lo que nunca llega nos entristece menos que lo que llega tarde. Que nuestras esperas no estén llenas de angustia sino de serenidad. Que lo que va a llegar llegue sin aspavientos ni amarguras. El enamorado le dice a su amada: a donde tú vayas te estaré esperando. Como el oyamel a la mariposa monarca que llega en octubre, tras un año entero de migración, al bosque michoacano.

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