La falta de estrategia para prevenir y combatir el dengue
El gobierno nacional, con los gobiernos regionales y municipales son los encargados, cada uno dentro del ámbito de sus responsabilidades y facultades, de orientar su accionar para prevenir y combatir el dengue; enfermedad viral que afecta la salud de un importante porcentaje de la población peruana.
No se requiere ser médico para darse cuenta de lo alarmante que son las cifras de fallecidos por este virus, las cuales ya superan los 180, además de las más de 1,400 personas que se encuentran hospitalizadas por ese mal, sin dejar de destacar que los cerca 120,000 casos acumulados de contagiados, durante estos primeros seis meses del año, ya casi duplican los 68,290 del 2017 (cifra considerada como récord negativo en ese entonces).
Estas cifras ya nos dicen que estamos frente a una epidemia que debe de ser atendida y combatida con la participación no únicamente de los profesionales de la salud, sino con la decidida actuación de las autoridades en todos los niveles y con el apoyo de los diversos especialistas técnicos en la diversidad del quehacer humano; pues, téngase presente que no siempre un buen médico nos garantiza que sea un buen ministro de salud.
Como sucedió con la equivocada atención que las autoridades políticas enfrentaron la pandemia de la covid-19, y donde era frecuente comprobar el cómo se acusaban mutuamente los diferentes niveles de gobierno, por la información que se viene hoy recogiendo, nos encontramos con esa misma realidad. Lo cual significa que no terminamos de aprender, con los errores que se cometieron y que afectaron directamente a la población, la cual sigue estando a la expectativa de lo que hacen o dejan de hacer sus autoridades.
Recursos dinerarios los hay, gente con capacidad e idoneidad en el manejo de estos problemas también, lo que nos sigue faltando son las personas que, con buena predisposición, honestidad y criterio de planificación, desde el cargo o función pública que desempeñen, tengan como fuente de inspiración que el interés general está por encima del interés particular o partidario.
Si en el ejercicio de la gestión pública, las diversas autoridades nacionales, regionales y municipales, sin dejar de tomar en cuenta la participación de otros organismos constitucionales que directa o indirectamente tienen funciones que se vinculan con las acciones que permitan la propagación de este mal que atenta en contra de la salud del poblador peruano, no estaríamos hoy preocupados de combatir el alto índice de contagios a nivel nacional.
Es decir, seguimos sin darnos por enterados que, en materia de salud, el trabajo en la prevención es el más importante para combatir una enfermedad que se presenta como amenaza endémica.
Frente al panorama que presenta la salud poblacional que ahora comprobamos y que está afectando varias regiones de nuestro país, se hace necesario e impostergablemente que el trabajo sea coordinado entre las diversas autoridades, en cuanto a la labor de combatir la proliferación del dengue, por cuanto en su momento no se supo prevenir.
La fumigación de los lugares vulnerables, previa información y orientación a los vecinos que todavía se niegan a facilitar este trabajo, la atención rápida y eficiente en todos los centros hospitalarios del país de los pacientes ambulatorios y la habilitación inmediata de los instrumentos y ambientes adecuados para aquellas personas que requieran ser internadas son, entre otras, condiciones mínimas e indispensables para luchar contra esta epidemia del dengue.
Si bien la seguridad, la educación, la estabilidad económica, así como otros asuntos, merecen la atención de la autoridad gubernamental, hoy en día, el combate contra el dengue ha pasado a ser de primera prioridad. En consecuencia, ya es momento de pasar del diagnóstico, con la proliferación de muchas estadísticas, a lo que es necesario e imprescindible en estas circunstancias; esto es, proponer alternativas de solución al problema que ya todos conocemos.
O, lo que es lo mismo, pasemos del comentario analítico a las propuestas concretas y realizables o ejecutables; pues, las sugerencias fantasiosas terminan siendo solo buenas intenciones, muchas veces inaplicables para nuestra realidad.
Ojalá podamos conseguirlo. La salud de la población peruana es de primera importancia. Por lo tanto, no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.