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La Fiesta del Tirano

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Fecha Publicación: 05/11/2021 - 22:20
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Este 7 de noviembre quedará demostrado, una vez más, que los organismos internacionales son absolutamente inoperantes para contener la expansión de regímenes totalitarios en el hemisferio.

Ese día, en efecto, será reelecto el dictador Daniel Ortega, quien, previamente, encarceló a siete candidatos de oposición, clausuró medios de prensa y dispuso la detención de sindicalistas, empresarios y líderes del Frente Sandinista que repudian sus métodos fascistas y su obsesión por aferrarse a la jefatura del Estado.

Largo y tortuoso ha sido el recorrido de Ortega. Fue jefe de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de 1980 a 1985. Luego ganó las elecciones presidenciales para el periodo 1985-1990. Volvió a postular, pero perdió ante la lideresa Violeta Barrios de Chamorro, esposa del notable periodista Pedro Joaquín Chamorro, asesinado durante el régimen somocista y proclamado Héroe Nacional por la Asamblea Legislativa.

En 2006 Ortega ganó los comicios y a través de triquiñuelas legales se hizo reelegir hasta el 2021 y ahora pretende prolongar su mandato hasta el 2027 porque cuenta con el apoyo de un sometido Tribunal Electoral y de magistrados que apañan sus trapacerías.

Para aferrarse al sillón presidencial, ha ordenado matar, torturar y encarcelar a centenares de personas. En 2018 militares, policías y sicarios a su servicio asesinaron 340 ciudadanos y llegaron al extremo de asaltar templos para capturar a familiares de opositores refugiados en la Iglesia.

Las denuncias de los organismos de derechos humanos de OEA y Naciones Unidas, sin embargo, lo tienen sin cuidado, porque a pesar de transgredir sistemáticamente sus cartas constitutivas no lo separan de esos organismos o siquiera lo amonestan.

Ningún país de la región, asimismo, rompe relaciones diplomáticas con su gobierno, las reduce de nivel, convoca a sus embajadores en señal de disgusto o, por lo menos, pública un comunicado de protesta. Callan y, hacerlo, se convierten en cómplices silentes de la tragedia nicaragüense.

Más aún, instituciones de crédito como el BID, Banco Mundial y el Fondo Monetario, siguen habilitando dinero a la dictadura y con ello reforzando su poder.

Todos, en suma, conviven con una satrapía mientras cien mil nicaragüenses cruzan la frontera hacia Costa Rica en busca de alimentos, libertad y mejores condiciones de vida.

Solo aplauden al tirano –nacido paradójicamente en tierra de Rubén Darío y de Sandino– otros dictadores de su calaña como Maduro en Venezuela y el sucesor de Fidel Castro en Cuba. Y, más extensamente, Ortega cuenta con la protección de los gobiernos que integran la cofradía política del Foro de Sao Paulo y del llamado Socialismo del Siglo XXXI, un círculo tóxico donde se protegen a tiranías que encadenan a los pueblos y hacia dónde nos está conduciendo el régimen de Castillo.

Ahora que Ortega cumplirá más de treinta años en el poder, bueno es recordar un premonitorio verso de Rubén Darío, que dice: “Temblad, temblad, tiranos, en vuestras reales sillas, ni piedra sobre piedra de todas las Bastillas mañana quedará/ Tu hoguera en todas partes, ¡ oh, Democracia ! Inflamas, tus anchos pabellones con nuestras oriflamas y al viento flotan ya.

Este domingo el tirano Ortega estará de fiesta y sus áulicos latinoamericanos harán llegar su saludo y reconocimiento, a pesar que la comunidad europea ha rechazado, anticipadamente el resultado de esa farsa electoral.

El Gobierno del Perú, alineado con el chavismo, no dudamos que se unirá a los festejos, a través de cálidos mensajes del presidente y de la cancillería, reconociendo la “victoria” del sátrapa de Centroamérica.

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