La firma de la Convención del Mar es traición y la presidenta Boluarte tiene que rectificarse

La presidenta de la República, Dina Boluarte, regresa hoy de Francia, donde asistió a la III Convención del Mar. La firmó, y es traición a la patria y, además, inconsecuencia con el expresidente peruano y expresidente de la Corte Internacional de La Haya, José Luis Bustamante y Rivero, única personalidad de habla hispana que ha llegado a ese máximo cargo internacional.
Menciono a Bustamante y Rivero porque él es quien inicia la cuestión sobre el Derecho de los océanos y mares. Más o menos en 1947, Bustamante y Rivero había definido que las dos guerras mundiales del siglo XX fueron por repartirse el territorio mundial, y que la tercera guerra mundial sería por repartirse los océanos, mucho más extensos. Había que evitar la guerra haciendo el reparto por medio de convenios.
Definió que la única forma era que el Perú se constituya en guardián de la prolongación de 200 millas mar adentro de su costa. Guardián pacífico y respetuoso de su naturaleza y sus recursos. Registró en la ONU el primer documento sobre Derecho del Mar. La respuesta mundial fue inmediata; ya bajo el patrocinio de la ONU se hizo la Convención del Mar. Se estableció el derecho sobre los océanos.
Es decir, nuestro Derecho del Mar es previo y originante de la Convención del Mar. Adherirse a esa Convención merma nuestro derecho consagrado internacionalmente. Es como que una persona tiene un lote de terreno propio y acepta entrar en un sistema de copropiedad con junta de propietarios, lo que le termina quitando independencia.
Este derecho marítimo del Perú, ya consagrado en el Derecho Internacional, ha sido respetado desde un comienzo por todos los países del mundo. Ha sido inscrito en la ONU y tiene plena validez. Es el caso que el general Odría, ministro de Guerra del presidente Bustamante y Rivero y que lo derrocó, cuando fue presidente capturó barcos norteamericanos que depredaban ballenas en mar territorial peruano, y los Estados Unidos tuvieron que asumir la multa y las sanciones conforme a los términos del derecho marítimo que consagraba nuestras 200 millas.
Al bajar del avión, la presidenta Boluarte debe reconocer y pedir disculpas por el error y anunciar que mandará una moción al Congreso para que, a pedido de ella, el Congreso rechace la Convención.
Vacancia y disolución no permite ya la Constitución.
Esta es la posición del Etnonacionalismo o Perú profundo.

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