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La flor de Dalia

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Fecha Publicación: 29/07/2022 - 22:00
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En Lucanas, en Huancaloma, en Chaviña, en Andamarca, en Quinua, en Caraybamba, en Chalhuanca o en una de las quebradas de nuestro inmenso territorio, la flor de dalia crece y florece, multicolor, haciendo gala de su eterna soltería; vestida con inocencia, conquista y encanta a los amaneceres y su mirada coqueta hace que el ocaso baje la mirada. Sus colores se conjugan con el canto de los colibríes, porque si se trata de combinar color y melodía ellas germinan atractivas e irresistibles. Son las reinas en los caminos, acompañan al agua en su recorrido por las acequias, donde crecen sin pedir permiso a nadie y no necesitan que nadie las cultive.

Los volví a encontrar en los caminos de Lucanas y los recuerdos de mi niñez volvieron a mí, mamá las cuidaba y mimaba: es que siempre son especiales; en temporadas de siembra de papa las recogía de los jardines libres que circundan nuestros campos de cultivo y solía cargarlas en su manto colorido junto a muchas flores silvestres, todas hermosas. Ver a las flores engreídas, a veces desataba nuestro celo, porque lo hacía con la misma maternal y dulce mirada, conque lo hacía con nosotros y, todo eso lo ofrendaba a la pachamama porque consideraba que su belleza debería trascender el espíritu de la tierra y a la propia vida, por eso entre las semillas de papa hacía un altar cuya ceremonia terminaba con un beso para entregarlas al corazón de la tierra. El resultado, a pesar de las inclemencias del tiempo y a pesar de la arremetida de temporadas de sequías y heladas, era ver florecer nuestro sembrío y luego cosechar el fruto sagrado de la tierra. Por eso, adoraba a la flor de dalia y esta para congraciarse con mamá, con la tierra y con nosotros, brotaba cada vez con un color diferente y qué (le) les digo de su aroma, este se reservaba para ocasiones especiales y para quienes soñaban con paisajes y estepas inacabables o para quienes se atrevían seducir a la luna en noches despejadas.

Visiten los pueblos del Ande, no dejen de hacerlo, y al ver la flor de dalia, verán sus propios retratos en otra dimensión, sentirán su compañía, se convencerán de su especial belleza y entenderán cómo nos trata la pachamama; entenderán que esos caminos son mundos de colores donde brilla el alma libre. ¡Ah!, no se olviden de perennizar el instante cuando la luna inicia su reinado, tampoco olviden alojar, en su memoria y en su corazón la belleza de la flor de dalia.

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