La gran diferencia entre lo «urgente» y lo «importante»
Entre el trabajo y el cónyuge no se puede elegir porque son categorías distintas. La elección que corresponde en el trabajo es entre redactar una carta o visitar a un cliente; en el caso del cónyuge, entre ir al cine o quedarse en casa leyendo. Lo urgente del hacer termina casi siempre desplazando a lo importante del crecer y del hacer crecer. En efecto, se crece cuando se es capaz de entablar una conversación pausada y atenta con el amigo, el cónyuge, el hijo; cuando se deja lo que se tiene entre manos para ayudar al colega o explicar la lección al hijo; cuando se realiza un paseo por el parque; o cuando se lee un buen libro o se tiene un detalle con el anciano padre.
Sin duda, desde el punto de vista de la eficacia o de la utilidad, todas esas acciones no reditúan ni logros ni reconocimientos públicos, pero hacen historia porque perduran en la mente y en el corazón. Se suele pensar (¡será un paradigma!) que a través de las urgencias el hombre hace historia en su centro de trabajo; no obstante, en aquel se es intercambiable o sustituible. Quien ocupe la vacante pondrá su sello, incluso no pocas veces ‘chancando’ el estilo del anterior. Sucede que a lo transitorio se le asigna la categoría de permanente y a lo permanente se le aborda como pasajero.
En el ámbito de lo gratuito, el hogar, los amigos, el hombre, la mujer es insustituible, son importantes no solo por lo que significan y aportan, sino también por lo que reciben. Sin embargo, ¡cuántas veces hacemos esperar -para cuando se tenga tiempo- a quienes son de veras importantes!
Establecida la jerarquía que diferencia entre las acciones urgentes de las importantes, ya no se vive deprisa sino con intensidad, metidos de lleno en aquello que convoque nuestras mejores energías y capacidades, distribuyéndolas proporcional y equitativamente. Unas son pertinentes para las gestiones laborales, otras distintas para el hogar, el cónyuge y los hijos. La eficacia en el trabajo, la calidez en el hogar, la concentración en la oficina, la algarabía y espontaneidad en el hogar. Cada cosa tiene su propio espacio y lugar; en la superposición está el aparente conflicto. Si el hijo me necesita, el cliente puede esperar. ¿Acaso no existe ese aparatito tan difundido llamado celular!?
Es tiempo de romper el círculo vicioso. Pocas cosas en verdad son urgentes. La vida es lo importante a tal punto que debemos encontrarle su verdadero sentido. Si el hombre fuera manos, se realizaría solo en el trabajo; si fuera pies, en el deporte encontraría su apogeo; pero el hombre es mucho más, es un ser con alma, con inteligencia, con un cuerpo, con una voluntad, con libertad y con sentimientos… por tanto, tiene que realizarse como persona en distintos ámbitos. ¿Qué es lo importante que los enlaza? El buscar el bien, el hacer el bien, que no es otra cosa que poner amor en las obligaciones y responsabilidades comenzando por quienes están más próximos.
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