La guerra institucional entrampada

La crisis política parece haber llegado a un punto muerto. Todo indica que el Congreso no puede sacar a Castillo, y él no tiene la fuerza suficiente para disolver al Parlamento. El avance de Fiscalía también parece aletargarse, pues a pesar de ir contra la familia de Castillo, da la impresión de que nada pueden hacer contra él.

Curiosamente, este entrampamiento contribuye a cierta estabilidad monetaria, que permite que, a pesar de la inflación (fenómeno global), nuestra economía no esté por los suelos.

El entrampamiento de la guerra institucional entre el Ejecutivo y los otros poderes del Estado, puede notarse claramente en las decisiones que se toman en el Congreso de la República. Hace pocos días, Nano Guerra García, presidente de la Comisión de Constitución, mencionaba que entre las prioridades de la comisión están el retorno a la bicameralidad, el derecho a la internet, las mejoras del reglamento del Congreso, la eliminación del voto de confianza y la elección de un representante de abogados ante el JNE, dejando de lado cualquier esperanza de la población opositora a Castillo respecto a que en el Parlamento vaya a tratarse un adelanto de elecciones.

A la par, ante la presión de la Fiscalía, parece que la reacción del Ejecutivo ha consistido en una demostración de fuerza, para lo cual se ha valido de la capacidad de Castillo para hablar en plazas públicas. Cientos de dirigentes de distintas organizaciones sociales han sido traídos a Lima para conversar con Castillo en Palacio de Gobierno.
Hay quienes consideran que el episodio de los zapatos siendo amarrados por un par de policías ha sido parte de esta demostración de fuerza; para algunos, la escena parece armada, pues resulta raro que tenga ambos zapatos desamarrados y también por la posición que toma al momento en que se los amarran.

Lo mismo sucede con varias de las declaraciones de Castillo y del presidente del Consejo de Ministros, que parecen tener la intención de exaltar a la población en contra del Parlamento, sin que esto genere mayores consecuencias.

Esta estrategia de confrontación que responde al “juego del gallina”, el cual implica avanzar sin miedo y afrontar de forma cada vez más radical lo que suceda, esperando que el adversario se rinda antes de llegar a extremos, ha resultado beneficiosa para Castillo. En las últimas encuestas se ha podido apreciar una consolidación de su aprobación a nivel nacional, llegando aproximadamente al 25%, que puede traducirse como 1 de cada 4 peruanos que están en contra de que se tome acciones legales o políticas contra Castillo.

Aunque sea difícil de entender, parece que Castillo es el único que está haciendo política al estilo de la “vieja escuela”, en donde los mensajes simbólicos son parte del quehacer político y sirven para comunicar posiciones e imponerse frente a los adversarios.

La oposición institucional, social y mediática contra Castillo parece avanzar rauda, pero todo indica que no tienen una posibilidad concreta de lograr sacarlo del poder. Los intentos de trabajar junto a la oposición parlamentaria se han visto eclipsados por una negativa solapada del Parlamento, que, si bien mantiene tensión con el Ejecutivo, también parece haber establecido un pacto implícito que permite que todos se beneficien de las consecuencias políticas del entrampamiento, como empujar ciertas leyes a las cuales tanto oposición como oficialismo son afines, sin perder adherentes.

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