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La historia del 29 de julio en nuestra independencia

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Fecha Publicación: 28/07/2025 - 21:30
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Hoy, martes 29 de julio de 2025, no es un día feriado cualquiera. La razón la hallamos en la misma fecha de nuestra Independencia de España, hace 204 años. En efecto, el 29 de julio de 1821, fue día domingo, y se le conoce como Día de la Juramentación de Fidelidad a la Patria. Es una efeméride poco conocida con ese nombre, pero se trata de una celebración cívica trascendente para los peruanos y yace precedida por el tradicional Tedeum, que significa “A ti, Dios”, uno de los primeros himnos de la cristiandad. Al día siguiente de la proclamación de la Independencia Nacional, es decir, del 28 de julio de 1821, el arzobispo de Lima, Don Bartolomé María de las Heras, procedió a la solemnidad religiosa iniciada por él mismo, entonando el referido Tedeum y con ello, presidir enseguida la misa de Acción de Gracias, con presencia preeminente y privilegiada del Libertador José de San Martín y Matorras, Protector del Perú, y que, en la actualidad, conforme al protocolo y ceremonial del Estado, corresponde al presidente de la República, que es la autoridad nacional con la más alta investidura del Estado peruano. En esa ocasión la oración congratulatoria la presidió el presbítero franciscano, Jorge Bastante. Al final de los solemnes oficios, San Martín, junto a todo su séquito, volvió a Palacio, no pudiéndose librar de las vivas y aclamaciones pronunciadas espontáneamente por los vecinos de la capital que tenía cerca de 60 mil habitantes. Era el momento de éxtasis político para el jefe de Estado de turno como hasta ahora. El Cabildo secular luego se reunió para prestar el denominado Juramento de Fidelidad a la Patria, teniendo el gobierno municipal una participación relevante que no se debe perder. Así, el primero en jurar fue el alcalde de Lima, conde de San Isidro, en manos del regidor más antiguo, que era Don Francisco de Zárate, y le siguieron los demás regidores. Ya por la noche de aquel domingo 29 de julio de 1821, San Martín invitó a una recepción en Palacio de Gobierno a los vecinos notables de Lima, continuando la fiesta con el relieve de la tenida del día anterior y mientras ello sucedía en las calles de la Lima de antaño -también los de sus alrededores (los históricos Barrios Altos y el Rímac, por aquel entonces el barrio de San Lázaro o Abajo el puente), los vecinos con sus mejores trajes y vestidos, yacían jubilosos y extasiados por el momento único e irrepetible que vivía el Perú, unos departiendo con anticuchos y picarones, y otros, bailando hasta altas horas de la noche, y todos festejando nuestro desprendimiento político de España, luego sellado con las gestas de Junín y Ayacucho, en 1824. En esta fecha, llegaron a Lima desde otras partes de América para jironear, es decir, vivir la incomparable experiencia de caminar por el famoso Jirón de la Unión –la calle más emblemática del denominado Damero de Pizarro–, dominado por balcones, tal como se hacía durante el virreinato. El 29 de julio de 1821 fue un día de profundo fervor patriótico para la naciente república.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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