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La historia se repite

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Fecha Publicación: 04/06/2022 - 23:00
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La mal llamada “gran prensa” peruana no es otra cosa que la gran maquinaria del comunismo criollo, disfrazada de periodismo libertario. Aquella “tradición” le viene de muy antaño. El Comercio, por ejemplo, fue gran impulsor del golpe de Estado pro cubano liderado por Velasco. Ya desde la década de los cincuenta, el citado medio libraba una tenaz campaña a favor de que el Estado expropiase los campos petrolíferos de La Brea y Pariñas en Talara, Piura, donde operaba la International Petroleum Company subsidiaria del trust petrolero Standard Oil. Entonces confluyeron ambos intereses. Velasco promocionaba la estatización de los medios de producción privados, y El Comercio procuraba que el Estado estatice la International Petroleum IPC. Semanas antes del golpe de Estado, la Dirección de El Comercio, en ese entonces a cargo de Luis Miró Quesada de la Guerra, envió como emisario suyo a Augusto Zimmerman Zavala, en aquellos tiempos jefe de Redacción del periódico, para ofrecerle a Velasco el respaldo del diario en su propósito por quebrantar el orden constitucional, derrocando al régimen democrático de Fernando Belaunde Terry. El Comercio propuso como condición que Velasco se comprometiera a expropiar la IPC.

Una mano lavaba a la otra y las dos lavaban la cara. El pacto se selló, el golpe se ejecutó y Perú cayó bajo la bota militar manipulada por la chusma comunista. ¡Se inauguraba así una implacable dictadura que duraría doce años! Contaba con el absoluto apoyo de El Comercio, unido a la izquierda más extrema; incluso el Partido Comunista del Perú PCP. Pero el comunismo tiene entraña traidora. Una vez consolidado en el poder, en 1974 estatizó la prensa. Su ex aliado, El Comercio, permaneció seis años dirigido por tipejos pro velasquistas. Pero, irónicamente, en 1980 Belaunde Terry resurge de las cenizas y es elegido presidente. Como primera medida, decide devolver los medios de comunicación a sus legítimos propietarios. Luis Miró Quesada de la Guerra había muerto cuatro años antes.

El Comercio asumiría su yerro manteniendo una línea coherente durante unos años. ¡Pero volvió a las andadas tras el triunfo de Alberto Fujimori! Esa vez, de la mano del clan de ONG derechohumanistas inauguradas post caída del Muro de Berlín. Lastrado por una saga familiar cada día más decadente, El Comercio se sometió al mandato de los gorritis, garciasayanes, etc., pasando a ser un vil instrumento operado por la progresía elitista que gerencian las ONG. ¡Canal N y Canal 4 son muestra clara de aquello! Amedrentando a Castillo, los caviares procuran pactar una suerte de co-gobierno con el comunismo para apropiarse del país, ofreciéndose como salvavidas del presidente de la corrupción. Ojo.

Si El Comercio persistiera en jugar con fuego, volverá a ser confiscado por el comunismo. Pero esta vez, la dictadura comunista -que sigue consolidándose en el país- permanecerá allí sin límite de tiempo. Como sucede en Cuba y/o Venezuela. ¡Ya no habrá un nuevo Belaunde que salve a El Comercio! Incluso Rafael, hijo menor del ex presidente Belaunde, se inclinó ante Castillo rogando ser nombrado embajador en España. ¡Qué tal podredumbre!

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