La hora de la oposición
La izquierda procura vengarse de las Fuerzas Armadas. Y sin duda, de todo aquel que batalló de una u otra manera contra el terrorismo. La conclusión de la infame Comisión de la Verdad -en el sentido que los senderistas y emerretistas nunca fueron terroristas, sino luchadores sociales que se enfrentaron a las Fuerzas Armadas (el instrumento opresor del capitalismo contra la clase menesterosa) para acabar con la explotación del rico contra el pobre- dice que la izquierda tiene al terrorismo como aliado táctico para llegar y mantenerse en el poder! La misma conclusión a la que recientemente llegó el terrorista/asesino Héctor Béjar. Asimismo es lo que manifiestan tanto Vladimir Cerrón, ideólogo del oficialismo; Guido Bellido, primer ministro, Guillermo Bermejo, sicario congresal, etc. Por eso hay tanto maltrato contra los uniformados. Empezando por imponerles a un ministro de Defensa, ex policía defenestrado por liberar a un detenido; además de ser un tinterillo capaz de cualquier barbaridad, con tal de acatar las órdenes de su amo. Y a ello también se debe la creciente, efervescente campaña contra la prensa libre. Por último, ese mismo propósito subyace tras las estridentes declaraciones de los voceros oficialistas, que amenazan cerrar el Congreso. Buscan que caiga en la trampa de negarle la confianza al impresentable gabinete Bellido, igual que al siguiente consejo, para así activar el cierre del Congreso. La izquierda quiere vengar así el “exterminio de humildes luchadores por la justicia social, a manos de la derecha asesina representada por los militares; por la prensa cavernaria y los partidos políticos reaccionarios”. Clausurar la prensa independiente y dinamitar los partidos políticos es parte de aquella venganza. El periodismo libre sobrevive amenazado y marginado; mientras los partidos políticos son tildados de obstruccionistas/mafiosos, como les espetaban ese miserable Vizcarra y su compinche, el huachafo Sagasti.
Para llegar al gobierno, las instrucciones de La Habana fueron claras: 1) Castillo debe moderar su lenguaje (lo que le impide hilvanar más de una frase seguida); y 2) Cerrón, Bellido, etc., deben subirle tono y agresividad a sus voces. El objetivo: imponer el juego marxista del “bueno y el malo”, orientado a dividir a la oposición induciéndola a mantener esperanzas sobre cambios favorables en palacio. Entre tanto, los milicianos rojos irán afianzándose más rápida, coherentemente en el poder. La táctica la usaron los comunistas desde los albores de la campaña electoral. ¡Y dio resultados! Porque, gracias al mensaje corrosivo de los caviares, tanto la derecha boba como aquellos que odian a Alan García, los enemigos del fujimorismo y los indecisos de siempre, votaron a favor de Castillo y contra Fuerza Popular, o asimismo viciaron sus papeletas; incluso no sufragaron. De esta manera: 1) acataron el decreto progre/caviar de “vetar a los corrompidos y obstruccionistas aprofujimoristas; y 2) votaron por Pedro Castillo, como el campesino bueno y honesto que acabaría fulminando a Cerrón, Bellido, Bermejo y a otros malos de la película. En resumen, cayeron en la trampa comunista facilitándole el triunfo a su candidato.
¡La oposición NECESITA mantenerse unida; jamás pisando el palito prestidigitador!
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