La hora del centroderecha
Keiko Fujimori necesita concretar mucho mejor su mensaje. ¡Ponerle más entusiasmo! Y sin duda, sumarle enjundia a su verbo, para acompañar el esfuerzo de los millones de peruanos que vienen haciendo lo indecible para que el 6/6 la Democracia derrote al comunismo. De ella depende ahora que esto último ocurra. Ya está bien de mensajes buenistas y actitudes educadas ante un enemigo desaforado que busca apropiarse del poder y colocarse allí per secula, al estilo de esas tiranías comunistas de Cuba, Corea del Norte o Venezuela, donde igualan en la miseria a ricos y pobres mientras la cúpula se enriquece al infinito sangrando al país.
Frente a la amenaza de que el comunismo secuestre el poder para ya no dejarlo más, a Keiko la ha rodeado, democráticamente, un conjunto de agrupaciones políticas cuyo exclusivo interés es aportarle respaldo. No en calidad de partidarios, sino de peruanos decididos a preservar la democracia y a consolidar el Estado de Derecho alrededor del proyecto que presenta su agrupación. Un programa que encarna la opción liberal, que sería compartido por quienes han decidido participar en él sin necesidad de formar parte del fujimorismo sino, exclusivamente, con rango de aliados suyos. Éste, cuando menos, es el temperamento que rezume la mayoría de quienes se han unido en torno a esa suerte de cruzada por la Democracia, la Libertad y el Progreso. En adelante, ese debería ser el mensaje de la candidata a quien respalda esta amalgama patriótica que, por donde se le observe, le está brindando una gran confianza a un elector que seguía vacilando si votar por ella. Por último, a Keiko le hace falta un asesor de imagen que le erradique ese rictus -entre fingimiento y contención- que tanto daño le hace. Debería expresarse y actuar con semblante decididamente franco, claro y natural. Por último, falta que sus aliados participen activamente en sus spots, de manera muy inteligente y sutil, lanzando mensajes que justifiquen su aglutinación presentándose como parte de un propósito global de reconstrucción democrática y reconciliación nacional.
Es loable el esfuerzo que realiza Keiko Fujimori por enfrentar a la maquinaria marxista, ensoberbecida por un triunfo relativo en primera vuelta adonde no obtuvo ni el 20% de las preferencias. Pero, más trascendente aún es aquel denuedo del centroderecha por detener la estafa desinformativa del comunismo, que se alimenta aprovechándose del caos socioeconómico generado por los regímenes socialistas de Vizcarra y Sagasti. Ambos culpables del abandono -adrede- hacia usted, amable lector, y del catastrófico cierre de actividades que quebró el espinazo laboral y liquidó el ingreso del ciudadano. Aunque hace falta que esa amalgama centroderechista entienda la urgencia por contar con una avanzada bien preparada de personeros presentes en todas las mesas electorales, resueltos a impedir un muy probable fraude. Ello incluye la toma de fotografías de cada acta y sus resultados, y un estrictísimo control del conteo de la ONPE.
¡El 6/6 será una fecha para recordar! O el Perú se libra del comunismo; o los peruanos serán los futuros venezolanos, deambulando por el mundo entero.
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