La hora del mandatario Vizcarra
Contundente el informe publicado ayer por EXPRESO sobre la urgencia de declarar al país en “emergencia presupuestal”. No solamente referida al presupuesto del siguiente año sino el actual, que ha aprobado el presidente Vizcarra con sus ministros a través de un decreto de urgencia, aprovechando el golpe contra el Congreso evitarse pasar por el indispensable tamiz del Poder Legislativo.
Es más claro que el agua que la pandemia Cocid-19 legará una estela de víctimas que nadie se atreve a cuantificar. Pero asimismo, dejará un forado presupuestal de enorme calado, que lo necesitaríamos solventar introduciendo recortes severísimos al gasto corriente aprobado por la gestión Vizcarra, con miras populistas y quizá intenciones de prolongar su mandato. Lo fundamental –la contención del coronavirus- depende de dos cosas. 1) Que esta gestión logre superarlo con los escasos recursos hospitalarios, terapéuticos y profesionales que cuenta, como resultado (esto, amable lector, hay que repetirlo como mantra) de sucesivos gobernantes que despilfarraron la friolera de US$23,000 millones en carreteras innecesarias, una refinería superflua, los juegos Panamericanos, el Metro más caro del planeta, etc., en vez de invertir los recursos en hospitales, escuelas y seguridad ciudadana; y 2) Que la población dé la talla necesaria para cumplir escrupulosamente el confinamiento domiciliario, por el tiempo necesario para cortarle el ciclo de esparcimiento al Covid-19. Pero de otro lado el Gobierno debe despolitizar su gestión, anteponiendo el interés nacional a los afanes de tanto ganapán rojo que se ha aupado al régimen para utilizar el poder y seguir mamando del Estado. En otras palabras, Vizcarra debería (aunque solo sea intentar) razonar como estadista y fijarse en las consecuencias que generaría una errada decisión suya, respecto a las transformaciones socio y macroeconómicas que urgen adoptar para paliar los estragos financieros que nos producirá esta plaga internacional.
Como reseñaba el informe que publicó ayer este periódico, del Presupuesto integral -S/ 177,367’859,70- el 65% se destinará a gasto corriente (sueldos y deuda externa). Una cifra estratosférica si tomamos en cuenta la pésima calidad de servicio que recibe el ciudadano. De manera que ahí hay un ahorro importante por lograr. También resulta alarmante la cifra de S/ 4,000’000,000 para consultorías. Esto podría destinarse para equipar los nosocomios estatales con respiradores, reactivos, mascarillas, etc. Otra partida que hay que eliminar es la corruptela de la publicidad estatal. Basta con que el Estado solicite a los medios que cooperen durante este año, publicando los avisos que requiera la población para mantenerse informada. ¡Aquel que no colaborase quedará en evidencia ante la sociedad!
Lo que resultaría inaceptable es que, sin antes adoptar medidas como las indicadas, el Gobierno pretenda echarle mano a las reservas que ha acumulado el país con enorme sacrificio. Temeridad que cometiera el cleptómano Humala con graves consecuencias. Para empezar, incrementó la deuda externa –igual hizo Kuczynski- y ambos emitieron decenas de miles de millones en bonos soberanos que compraron –forzadas- las AFP. Vizcarra tiene una responsabilidad histórica: superar una grave crisis de salud pública. Pero hacerlo con prudencia, inteligencia y solvencia, sin apelar a medidas populistas y/o facilistas.