La hora del poder Legislativo
Hace 36 meses Perú está estancado en un peligroso proceso de decrecimiento neto (crecimiento económico inferior al crecimiento poblacional); aumento de la deuda pública y privada, aderezado por una contracción de puestos de trabajo; sumido en una crisis política sin precedentes (lo que es peor que sin perspectivas de solución); un Parlamento que no funciona sino para aprobar leyes populistas, pero incapaz de resolver, siquiera de manera parcial, el fenomenal caos sociopolítico, económico, e interinstitucional que anula el funcionamiento del Estado, aspectos todos ellos de dimensiones muy preocupantes que llevan meses –y en algunos casos, años– sin siquiera conocerse una propuesta para empezar a ser debatidos. Lo que indicaría que la crisis se prolongará no por meses, sino probablemente años. Por si este somero análisis fuese insuficiente, tenemos un enfrentamiento institucionalizado en el Ministerio Público que evidencia complicar aún más las cosas. Porque resulta que al interior de la Fiscalía de la Nación existe un feroz enfrentamiento entre los fiscales independientes y aquellos pertenecientes a la mafia caviar –una minoría absoluta, archiconocida– conformada por personas politizadas, ideologizadas que se irrogan el control fáctico de una institución clave para impartir Justicia. Consecuentemente la Fiscalía requiere ser despolitizada y desideologizada como cualquier sistema de arbitraje profesional; medida indispensable para imponer orden y paz en el Perú.
Resulta imposible imaginar que quien hace más de un año gobierna el país, sea tan incapaz de no comprender esta realidad, que viene derivando a nuestra nación a una coyuntura verdaderamente crítica, da la impresión de que existe un plan premeditado precisamente para agudizar las contradicciones. En consecuencia, agravar la coyuntura y facilitar, de esta manera, la deriva del Perú hacia un Estado comunista. Ello porque la permanencia, consistencia y características de la inacción, por un lado; y la mala intención de algunas autoridades –como ocurre en la Fiscalía de la Nación– por otro, coinciden con las intenciones de esos rezagos del régimen totalitario que pretendió instalar el golpista, ágrafo y corrupto Pedro Castillo con su clan genocida, ligado a los intereses de sendero luminoso, agrupación de corte estalinista engreída por la idiosincrasia izquierdista que predomina en el gobierno vigente –Ejecutivo y Legislativo– que se instaló el año 2017 con el presunto criminal -hoy preso- Castillo.
La crisis del sistema jurídico amenaza no sólo hundir aún más la ya suficientemente desvalorizada, hasta desnaturalizada Justicia peruana; sino que fácilmente pudiese encender la chispa que acabaría incendiando el país, dado el actual estado de total inacción, falta de horizonte, desconocimiento absoluto de la magnitud de la crisis, etc., que viene despertando, cada día, más pasiones; en consecuencia, malestar. El Congreso debe resolver la crisis de la Justicia licenciando a todos los integrantes de la JNJ, responsables de prevaricar e, inclusive, de violar nuestra Constitución, interpretándola a su antojadiza manera, quienes además se oponen a reestructurar el Ministerio Público, avispero de la crisis que nos embarga. El malestar social es sumamente preocupante y no debe seguir siendo disimulado por los parlamentarios, quienes tienen la única solución en sus manos.
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