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¡La horma de su zapato!

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Fecha Publicación: 17/11/2021 - 23:00
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En casi todas sus valoraciones, el periodismo actual es distinto al oficio que se practicaba hasta finales de los ochenta, cuando irrumpe internet. De otra parte, esta profesión evolucionó a escala sideral tras la presencia de una multiplicidad de canales televisivos locales y otra parafernalia de opciones en pantalla transmitiéndonos en directo desde cualquier lugar del orbe.

¡Inclusive desde el espacio! Pero donde el periodismo adquiere características alucinantes es cuando arranca el uso de las redes sociales. Aparece entonces esa variante actualmente en desarrollo, brutalmente diferente a lo que el mundo conocía como periodismo, previo al surgimiento de su versión virtual.

En la mayoría casos -sobre todo este cambio se manifiesta en el Perú- esa actividad ya dejó de ser una profesión -inclusive un oficio- para pasar a ser un simple medio de vida. En particular, para la miríada de jóvenes que, no por vocación sino por necesidad, ingresaron a universidades la mayoría de veces de baja factura.

Es decir, buscaban bandearse en la vida a través de alguna fuente de trabajo. ¡El título de esa cátedra lo dice todo! Ciencias de la Comunicación. Casi todos acabaron prestando servicios ajenos al periodismo -en tareas de “comunicación” para entidades públicas algunos; otros para el sector privado- con lo cual la profesión se vulgarizó y finalmente autodestruyó.

Pero este NO es, precisamente, el caso del periodista Christian Hudtwalker. Hombre inteligente, que reúne claras condiciones innatas del periodista contemporáneo; que persigue la noticia hasta el final, analizándola y contrastándola; que carea a quienes participan en ella para, finalmente, divulgar los hechos desde SU punto de vista.

Porque la regla de oro que siempre debe respetar el periodista en el desarrollo de su actividad es opinar con la verdad. Sin rodeos ni recortes.

El lunes, como detalló ayer EXPRESO, Christian Hudtwalcker “no pudo con su genio” mientras entrevistaba al congresista oficialista Alex Flores, luego que este padre de la patria, obnubilado por su fanatismo ante el régimen comunista, repetía una y otra vez aquello de “El pueblo exige una asamblea constituyente”, Hudtwalcker le reiteraba documentadamente “esto no es cierto”, agregando que “Lo que dice el congresista es falso, porque las encuestas corroboran lo contrario”, y exigiendo al legislador que dejase de repetir aquello del “pueblo”, artimaña de la cual se han apropiado los comunistas para justificar sus satrapías. El congresista respondió insultando ofensivamente a Hudtwalcker: “usted repite lo que dicen sus patrones”.

Hudtwalcker retrucó “Eso yo no te lo acepto... En ese caso yo podría decir que eres un chupe de Vladimir Cerrón, a quien no osas cuestionarlo porque de ahí mamas, muerto de hambre”. La entrevista acabó a capazos.

Pero claro, quien provocó todo el incidente fue el parlamentario, en tanto que el hombre de prensa, como correspondía por ser el ofendido, reaccionó directa, contundente, ejemplarmente.

Escenas como estas son práctica corriente estos días en el periodismo. Como grita la platea, “Es lo que le gusta la gente”. Aunque sin duda, son maneras ajenas para quienes nos hemos formado en tiempos en que esta profesión era diferente.

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