La IA en la educación es inevitable

La masificación de la Inteligencia Artificial (IA) el 2023, además de brindar una herramienta útil a la humanidad, estableció una competencia corporativa por crear mejores y más fiables IA, bajo la lógica de que, en el corto plazo, empezaría a ser aplicada en todos los aspectos de la vida.

No pasó mucho para que encontrásemos diversas plataformas con distintos servicios de IA: desde la generación de imágenes, hasta la creación de videos, música y la imitación de voces.

Al mismo tiempo, los usuarios, que no han parado de experimentar con las posibilidades de la nueva herramienta tecnológica, han encontrado cada vez más y mejores métodos para generar el contenido que requieren.
El proceso que se está dando con la IA es el que naturalmente recorremos los seres humanos con la tecnología: al ser prótesis para mejorar en lo que se nos dificulta por cuestiones biológicas, la cual adecuamos a nuestras necesidades y perfeccionamos según los resultados de la simbiosis generada, está en permanente evolución y se hace parte de nuestra forma de interactuar con el mundo que nos rodea, ante lo cual no hay vuelta atrás.

Los seres humanos del mañana no entenderán el mundo sin la presencia de la IA, así como los humanos de hoy no entendemos el mundo sin el internet; incluso quienes no son nativos digitales.

Debido a esto, se puede asumir que es inevitable que los estudiantes (de todos los niveles) recurran a la IA en el contexto de su educación (algo que ya viene pasando y cada vez con más frecuencia), haciendo más que probable que la mayoría de trabajos escolares y universitarios del futuro tengan algún tipo de intervención de la IA, desde lo que puede ser la corrección gramatical y ortográfica, hasta el desarrollo de una propuesta de análisis crítico.

Las páginas y programas capaces de detectar textos generados por IA serán fáciles de engañar, pues, más temprano que tarde (porque ya viene sucediendo), la interacción de los usuarios con la tecnología generará métodos más eficientes de uso, lo que implica conseguir productos más trabajados y simbióticos, diluyendo cada vez más la frontera entre lo hecho por la IA y el usuario.

Desde la docencia, la IA viene abordándose (en la mayoría de los casos), como una tecnología nueva que está presente y con la cual hay que convivir, aunque todavía no se tiene claro cómo; solo unos pocos centros educativos vienen tomando al toro por las astas y han integrado a especialistas en IA a su plana docente, a fin de que pueda aprovecharse las potencialidades de la nueva tecnología.

La masificación de la IA obliga, inevitablemente, a cambiar el paradigma de la educación, tanto en países en vías de desarrollo como en países desarrollados. Los enfoques pedagógicos deberán adaptarse a esta nueva realidad y plantear mecanismos y dinámicas que permitan a los estudiantes fortalecer las competencias educativas que les permitirán desarrollarse en la sociedad del futuro, en la que la IA será una extensión más de nuestra humanidad.

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