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La implicancia de los animales en la religión

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Fecha Publicación: 01/01/2020 - 21:45
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Muchos son los aspectos que se manejan respecto al trato hacia los animales en diferentes deidades. Existen religiones politeístas y monoteístas, las cuales como ciudadanos con cultura debemos respetar, tanto como el ateísmo. Sin embargo, ¿qué sucede cuando en el núcleo familiar inculcamos a nuestros niños como nuevas generaciones, a respetar a los animales como parte de la familia y que apliquen la unificación de especie en la medida que desde pequeños puedan ser capaces de no discriminar a un animal o inclinarse por el especismo, creyendo que la raza humana es superior y la animal una inferior produciendo la muy reacia discriminación?

“Es importante dejar de animalizar al mundo, vemos gente que envía a sus padres a asilos y se preocupa más por peinar a sus perros, no podemos darle más importancia a un animal que a nosotros los humanos”; estas fueron las palabras textuales de un sacerdote católico en la liturgia de palabra celebrada en misa del último domingo de diciembre en la parroquia Santa María de Guadalupe del distrito de La Molina.

Existe diferencia entre afinidad y respeto, cualquier representante religioso o político puede estar en desacuerdo con la afectividad a los animales, pero jamás puede llegar a transmitir una información incorrecta basada en ausencia de ética y aprovechando su cargo público para generar una comunidad antropocéntrica. Es evidente que un humano con valores y corazón fecundo no debe dejar a sus padres en abandono moral ni físico; pero esto no está relacionado a la inclusión de un animal en un hogar.

¿No es mejor una buena acción que una fe de prédica? Grandes doctores, santos e ilustrísimos representantes del catolicismo reconocen a los animales como seres vivos con derechos a inclusión y muchos sacerdotes son taurinos y otorgan la bendición al torero que mata a un toro sano. La bendición –creo yo– es algo que no se le niega a nadie; en ese sentido debemos todos de ser respetuosos a la vida animal dentro de un marco jurídico y social. El papa Francisco dice: El paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios, representantes del Vaticano alegan reconocer el alma en los animales, soplo de vida –vocablo animalis, latín (anima, alma)– los humanos debemos ser solidarios con los animales no humanos. No puede exhortar un sacerdote una acción contraria a la de su superior jerárquico.

Lisbeth Cueva, psicoterapeuta, nos habla acerca de la responsabilidad de una autoridad, aquel que debe ser un referente positivo y no negativo, el cual emita un mensaje espiritual de amor al prójimo. El ser humano vive en sociedad y parte de ella son los animales, no solo se puede pensar en un tipo de familia, porque no se debe olvidar que hay hijos huérfanos o mujeres que no son madres y hacen de los animales sus familias, se requiere diversificación del prototipo de familia. El creyente no puede regresar a casa pensando que está en pecado por integrar a un animal en su familia, hay que respetar el concepto de familia que es variable dentro de una sociedad y fomentar la unión, la cual es resaltada por la sensibilidad que producen los animales en las familias ya que en ellos no existe rencor y a diferencia de una madre humana, jamás abandonaría a su cría.