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La impune memoria caviar

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Fecha Publicación: 20/07/2024 - 22:10
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La memoria caviar –la del LUM, la Comisión de la Verdad y la de las múltiples ONG que albergan a ese circuito mafioso– ha pretendido equiparar las acciones genocidas de Sendero Luminoso –en su momento, el grupo terrorista más sanguinario del mundo después de los polpotianos de Camboya– con aquellas de las Fuerzas del Orden que enfrentaron a dichos asesinos en defensa de nuestra población y cuyos excesos puntuales y debidamente sancionados no fueron consecuencia de una política genocida.

El 16 de julio celebramos los católicos a la Virgen del Carmen, pero también debe preservarse en la memoria de todos los peruanos que esa fecha fue escogida por Sendero Luminoso (SL) para perpetrar dos actos genocidas: en 1984, el “Expreso de la Muerte” que significó el vil asesinato de 117 seres humanos, incluyendo la violación de mujeres y niños; y en 1992, el atentado de Tarata que provocó 25 muertos y decenas de heridos y mutilados.

En esa fecha, en 1984, 40 asesinos de SL se apoderaron de un ómnibus interprovincial en la localidad de Santococha, en la provincia de Sucre, Ayacucho; mataron a los 22 pasajeros y, en forma inmisericorde, fueron asesinando con picos, palos, machetes y armas de fuego a nuestros compatriotas en las 7 localidades donde se detenía el vehículo, para luego culminar su sangrienta orgía en el pueblo de Soras. La razón: que los pobladores de esa zona se habían plegado a la lucha antisubversiva.

Tarata, también un 16 de julio de 1992, fue el epítome de la acción urbana y genocida senderista y reforzó la conciencia nacional sobre la necesidad de terminar con este flagelo que dejó un saldo de 30,000 muertos, semiparalizó al Perú durante largos años y generó un inmenso daño a nuestra conciencia colectiva, además de provocar inmensas pérdidas económicas.

Pero a los caviares, brazo legal de SL, no les entran balas: además de desarrollar sus teorías pro senderistas a través de la mal llamada Comisión de la Verdad y la Reconciliación, han defendido hipócritamente a capa y espada sus atrocidades logrando, por ejemplo, que a Osmán Morote, nada menos que número 2 de Sendero Luminoso, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (así se llama) le asigne una reparación de US$ 200,000 contantes y sonantes y, por cierto, inventando el pomposamente llamado Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión (pro terrorista).

Necesitamos preservar la memoria real de lo acontecido y que se registre indeleblemente en la memoria colectiva, especialmente de las nuevas generaciones.

Para ello, debemos desnudar a la mafia caviar y privarla de su propio tren de mentira y distorsión: el sistema interamericano de Derechos Humanos del cual se han apoderado.

(*) Presidente de Perú Acción

Presidente del Consejo por la Paz

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