La inclusión social en el país es efímera
Se habla de un crecimiento económico de 4 % para este año, pero este no se ve reflejado en beneficios en favor de la población: la inclusión social parece ser un espejismo. No podemos hablar de crecimiento si una gran parte de los peruanos no tienen las condiciones óptimas para su desarrollo. Factores como el empleo y educación siguen siendo efímeros para un gran porcentaje de ciudadanos que continúan ubicados en el grupo denominado de pobreza y otro peor aún, pobreza extrema; como decía Mahatma Gandhi, la pobreza es la peor forma de violencia.
Según el INEI, hay 375 mil nuevos pobres a nivel nacional; los mayores niveles de pobreza se registraron en las regiones de Cajamarca (47.5 %), seguida de Piura (28.7 %) y La Libertad (23.5 %). Más atrás se ubicaron Lambayeque (18.5 %) y Tumbes (11.8 %). Estas cifras son el reflejo de una realidad que no estamos tomando en cuenta y que se traducen en la última encuesta realizada por Datum, donde el 63 % de la población cree que el Gobierno se centra solo en la lucha contra la corrupción y no mejora la economía.
Sin hacer mucho esfuerzo, miremos el empleo; el panorama es preocupante. El año pasado, solo en Lima, la tasa de desempleo era de 6.7 %; en el ámbito rural no hay cifras exactas. Lo que sí se conoce, según el INEI, es que actualmente se registra un 44.4 % de pobreza rural, lo que significa que de los 9 millones de peruanos rurales, casi 4 millones son pobres.
Al parecer esta realidad no cambiará el 2019; se ha quitado presupuesto a varios programas sociales como es el caso de Trabaja Perú, que ha generado 27,504 puestos de trabajo en el 2018 de los cuales el 70 % han sido mujeres y además ha priorizado a personas con discapacidad para quienes el incentivo económico es fundamental. Sus últimos 48 proyectos iniciaron las obras la primera semana de diciembre; S/ 48 millones de su presupuesto anual han sido orientados a financiar el empleo temporal con una cifra de 5,300 en proyectos de zonas de emergencia, Vraem, distritos prioritarios de zona de frontera y distritos pertenecientes a mesa de diálogo.
Un programa tan importante que tiene en todos los departamentos dos proyectos financiados, que no solo genera empleo, sino que mejora las condiciones de sus comunidades, parece ser ignorado; nadie habla de la urgencia de inyectarle más presupuesto ni de cómo ha revertido el estancamiento en la reducción de la pobreza rural en los últimos años. Increíblemente, sucede todo lo contrario: se le ha recortado el presupuesto en más de un 28 % para el presente año, medida que alarma y de la casi nadie hace mención.
No podemos hablar de crecimiento económico si no tomamos en cuenta a la población más vulnerable. Estos programas sociales son la esperanza de millones de ciudadanos que, a pesar de la falta de oportunidades, logran superarse y mejorar su calidad de vida de manera extraordinaria.
Pongamos más énfasis en ello, no hablemos de desarrollo económico cuando lo único que se está logrando es ampliar la brecha de desigualdad, donde los ricos son más ricos y los pobres siguen sumergidos en lo mismo.
Mg. Janeth Villegas Arteaga