La indigna derechona peruana
La importante marcha ciudadana del sábado, confirma el creciente repudio ciudadano al régimen comunista/senderista que todavía maneja Pedro Castillo. Marcha pacífica, convocada por asociaciones democráticas y meritoriamente patrocinada por Willax TV, que contrasta con esas marchas violentistas emplazadas por los grupos mediáticos La República, El Comercio, RPP, canales 2,4,5,8,9, apelando a la escoria populachera para defenestrar al ex presidente Manuel Merino con actos de extrema ferocidad.
A lo largo de tres días seguidos estos medios periodísticos publicaban páginas iracundas y propalaban llamados a la ciudadanía para que acuda a los “puntos de concentración” que habían predeterminado, exacerbando al populacho para que proteste con extrema fiereza con el objeto de acabar con el golpista Merino y reponer al demócrata Vizcarra.
Esa prensa no sólo ha permanecido silente los días previos a la marcha del sábado pasado sin alentar al publico a sumarse a ella en defensa del Estado de Derecho, sino que, al día siguiente, registró ese hecho trascendente sin asignarle la importancia que tiene para la lucha democrática, restringiéndolo apenas a un recuadro pequeñejo en alguna página interior.
Esta, amable lector, es esa prensa que nos ha conducido al desastre por defender intereses crematísticos y políticos que van, desde manipular vía algunas oenegé caviares determinados procesos judiciales para favorecer a la mafia Odebrecht-Graña, hasta seguir lucrando de la publicidad estatal. ¡Ni olvido ni perdón!
La multitudinaria, pacífica marcha democrática del sábado refleja el sentimiento de los peruanos que rechazan las expectativas del gobierno de Castillo para convertirnos en otro satélite más del Foro de Sao Paulo, imponiéndonos el dictado de La Habana.
Es evidente que la consigna del régimen Castillo es acentuar y generalizar el hambre y la desesperación en el Perú, como parte de una estrategia del comunismo cubano para convertir a Latinoamérica en un eje regional, gobernado mediante sistemas represivos comunistas para fulminar el predominio mundial de los Estados Unidos. Sin embargo, cual acobardada avestruz, la derechona peruana prefiere meter la cabeza en la tierra respirando un negacionismo ciertamente infantil.
Como hace Hernandito de Soto, cuyo ego sobredimensionado lo hace seguir adulando a un sujeto comunista y senderista, como Castillo, repitiendo “ha cambiado”. No, señores. ¡Entiéndanlo de una vez! Castillo es enemigo de la democracia, el Estado de Derecho y la paz social. Recuerden que es un robot de Cerrón, el médico-político entrenado a lo largo de 16 años en La Habana que sigue los dictados del comunismo recalcitrante.
El aún presidente, Pedro Castillo, jamás cambiará, amable lector, porque lleva genéticamente incrustado aquel ADN del resentimiento social. Lo exhibe desde sus albores en la politiquería extremista como portaestandarte del “pensamiento gonzalo” del movadef, que insiste en imponernos el comunismo polpotiano.
La ha corroborado durante su itinerario sindical como maestro –quizá graduado por la extorsión senderista a las autoridades del sector Educación- y con la prédica extremista que balbuceara durante su campaña electoral. Por último, lo reafirma su infamante desempeño durante ocho meses en la presidencia, incluyendo el nombramiento de autoridades extremistas, signadas por el resentimiento social y el odio de clases.
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