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La ineficiencia del Estado golpea a los niños

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Fecha Publicación: 14/12/2024 - 20:40
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Seis estudiantes de Educación Inicial pudieron morir esta semana cuando el techo de su aula se desplomó sobre sus cabezas. ¿Quién tuvo la culpa? El Estado, cuya ineficiencia y negligencia golpea física, mental y emocionalmente a nuestros niños peruanos al ponerlos en riesgo en escuelas con infraestructura dañada o precaria.
Lo ocurrido esta semana en la Institución Educativa N.° 7229 La Merced de San Juan de Miraflores debe encender todas las alarmas del Estado, especialmente en Palacio de Gobierno y en los ministerios de Educación, Economía y Salud.
Es cierto que el gobierno está inaugurando nuevos colegios. Pero también es muy cierto que es urgente avanzar en la rehabilitación de más del 50% de los 55 mil colegios públicos que se encuentran en mal estado, según indicadores del mismo sector educativo.
Diversos estudios demuestran que las malas condiciones de la infraestructura impactan negativamente en el rendimiento académico y en la salud física, mental y emocional de los escolares y de sus docentes. Esto es especialmente grave si consideramos que el 60% de los colegios no tienen agua ni desagüe o tienen baños en pésimo estado. ¡Cuánta indignación y asco deben sentir esos estudiantes y toda su comunidad educativa!
El ministro de Educación solicitó un presupuesto de S/ 48 308 millones (5.1% del PBI). Sin embargo, se quedó corto, porque para reparar toda la infraestructura escolar se necesitan más de S/ 174 mil millones. Por lo tanto, sería bueno revisar con lupa el reciente Presupuesto Nacional aprobado por el Ejecutivo, equivalente a S/ 251 801 millones, para ver por dónde recortar y darle más a Educación. Quizá podría empezarse por la partida del Congreso, que asciende a mil millones de soles. Con gran parte de ese dinero se podrían reparar muchos colegios que hoy ponen en peligro la vida de más de 2 millones de estudiantes.
Pero no basta con el dinero para mejorar la infraestructura educativa. También es necesario mejorar las normas o procedimientos para la ejecución de las obras, ya que actualmente generan demasiadas demoras. Por ejemplo, hubo colegios que fueron afectados por el terremoto del 2007 y tuvieron que esperar más de 7 años para que se pudiera recoger el desmonte de las aulas en ruinas.
Además, se debe invertir el dinero del Estado con responsabilidad social. Por ejemplo, no está bien rehabilitar colegios que están ubicados en laderas o zonas de huaicos, ya que pueden ser destruidos nuevamente por desbordes. Es indispensable usar sistemas satelitales para identificar las zonas más seguras donde construir esos nuevos colegios.
Por supuesto, también deben hacerse obras de manera honesta, pues la corrupción golpea igualmente a la niñez peruana. El Índice de Riesgos de Corrupción e Inconducta Funcional (INCO) detectó que el sector Educación registró el más alto puntaje de riesgo de corrupción. Además, la Contraloría informó que el perjuicio de la corrupción en el Perú superó los 24 mil millones de soles.
Si tan solo ese dinero se pudiera recuperar, ¿se imaginan todo lo que se podría mejorar en las escuelas públicas? Pero, sobre todo, se podría mejorar la autoestima, la calidad de vida y el rendimiento escolar de los niños y adolescentes.
Hoy es el momento de actuar, Perú, y definir soluciones creativas para resolver de una vez por todas estos problemas estructurales que, por décadas, están saboteando la educación, el bienestar y, por ende, el presente y futuro desarrollo sostenible del país.

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