La injusticia social está en la periferia y es necesario reforzar la conciencia de acompañamiento a las víctimas
Durante la Semana Santa fue gratificante ver y escuchar al Papa Francisco, quien en el documental Amén: Francisco responde, difundido por Disney, respondió todas las preguntas que le formularon diversos jóvenes. Como líder de la Iglesia católica, fue positivo que el sumo pontífice diera la cara para responder a las interrogantes sobre problemas concretos que siguen ocasionando dolor y preocupación a millones de personas en el mundo: la migración ilegal, la discriminación por razones de sexo, origen, color y orientación sexual; el aborto, el suicidio por depresión, la pornografía y sus alcances a través de las redes sociales y los abusos sexuales en las iglesias.
El Perú no es ajeno a problemas como los indicados. Todos ellos y otros más continúan vigentes y requieren ser tratados desde una visión más humana y desde la fe, pero también desde el derecho.
Un gran acierto del referido documental fue que se tomara en cuenta a sus protagonistas. En ese sentido, creemos que no se puede pretender conversar sobre estas inquietudes y adoptar una posición moral, religiosa y jurídica sin tener idea de lo que realmente sucede, del sufrimiento, preocupaciones y condiciones en las que estas situaciones se presentan y hasta, incluso, se justifican.
Rescatamos dos puntos importantes que el Papa Francisco desarrolló en el documental:
1) La injusticia social está en la periferia, es decir, en los sectores marginados por la sociedad, donde el derecho debería brindar una respuesta reforzada. Normativa y operativamente debe haber mayor preocupación por el acceso, por ejemplo, a la justicia. El pontífice subrayó que deben existir vías claras para alcanzar justicia, por cuanto se van creando barreras para desconocer la realidad de quienes están en la periferia.
2) La conciencia de acompañamiento a las víctimas, fundamental para tomar conocimiento y denunciar los hechos. Sin embargo, dicha conciencia solo se logra con la difusión y formación especial de los operadores de justicia, especialmente abogados de víctimas y fiscales, a fin de que puedan orientar sobre las vías y las consecuencias de protección, sanción y reparación. El pontífice también se pronunció sobre la imprescriptibilidad de los abusos sexuales, colocándolos en el sector de las infracciones más graves, tal como ya se está tratando en la legislación penal nacional.
Indudablemente, estos dos puntos desarrollados por el Papa Francisco están relacionados con el derecho: desde el ejercicio de las libertades, como las de expresión o de trabajo, pasando por el libre desenvolvimiento sexual o la autodeterminación reproductiva, hasta llegar al derecho a formar o no una familia. Sin embargo, nos recuerdan que nada es absoluto y que existen límites que finalmente dan validez o no a nuestras acciones, medidas o decisiones.
Es de esta manera que la doctrina social de la Iglesia Católica aporta en lo jurídico hasta la actualidad. Recordemos que el derecho injusto no es derecho, esto es, el derecho sin valores no puede calificarse como tal.
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