ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

La intimidante justicia bananera

Imagen
Fecha Publicación: 01/05/2019 - 22:20
Escucha esta nota

Pocas novedades trascendentes llegaron de Brasil la semana pasada. Todo lo que ya se sabía. Claro, más el affaire Nava que venía cargado de trinitroglicerina. Y lo que es peor, rodeado de traiciones partidarias y de celadas tendidas por los fiscales estrella Vela y Pérez. Por ejemplo, la confesión de Atala declarándose testaferro de García, y el cambio de estatus de su prisión provisional –de carcelaria a domiciliaria– fundado en una presunta amenaza del Apra para eliminarlo si pisaba un penal. La consecuencia de esta figura ha sido una riada de cabeceras de todos los periódicos y titulares de las estaciones radiales y televisivas, y solazándose por poder “confirmar”, finalmente, que Alan García recibió sobornos de Odebrecht. Aunque soslayando que del dicho al hecho hay mucho trecho.

La estrategia del fiscal Pérez y su superior Vela Barba estriba en obtener confesiones por la vía coercitiva. Como la de Atala. Te meto preso, lo mismo que a tu hijo, y veré si soportas un día el cargo de conciencia de verlo de encarcelado por tu culpa, cuando tienes la oportunidad de salvarlo –y de salvarte– aprovechando que Alan García está muerto. Funcionó de inmediato. Y sin la menor duda causó el impacto que procuraba la Fiscalía. Habrá que ver si perdura en el tiempo. No obstante el efecto inminente que ha conseguido esta facción del Ministerio Público –encabezada por ambos fiscales– es devastador para el Apra; no así para el presidente García ahora fuera de este mundo. Y empalma con la obsesión maníaca del antiaprismo y antifujimorismo que promueve la progresía marxista, con la cual simpatizan dichos fiscales. Obsesión que consiste en generar un efecto aniquilador contra ambas agrupaciones políticas, de manera que la cancha quede liberada para que la progresía marxista se imponga como una suerte de fuerza política alterna. Y, a la larga, como el ansiado partido único de las izquierdas.

Todo este circo mediático –que vitorea la conducta de los fiscales Rafael Vela Barba y Domingo Pérez– es posible llevarlo a cabo únicamente en función a trasgredir la ley. Y esto vienen haciendo los inquisidores al ignorar un artículo pétreo del Código Procesal Penal que manda que toda actuación de los fiscales en la fase preparatoria tiene estricto carácter reservado para la prensa y para terceros. Esta prohibición tiene como propósito evitar que el investigado sufra menoscabo de su honor –a partir de “revelaciones” filtradas a la prensa– en caso la fase de investigación determinase la improcedencia de una acusación fiscal contra él. Pero los fiscales Vela Barba y Pérez no solo permiten sino aprovechan las filtraciones desbocadas que aparecen en tiempo real de las audiencias donde, sospechosamente, sólo interrogan a imputados, testigos, etc., relacionados con el Apra y/o Fuerza Popular. No así cuando interpelan a personajes ligados a la izquierda o al oficialismo. Como sucede con Susana Villarán, por ejemplo.

Semejante infracción legal merece que los jueces competentes declaren la nulidad de los procesos con investigaciones viciadas, como el que citamos en este comentario.