La investidura es sólo el comienzo

Si el Gobierno piensa que la Investidura del Gabinete Bellido empieza y termina con su presentación ante el Pleno del Congreso, peca de confianza, porque aunque estimo la recibirá, ya que el Legislativo no dará el primer paso a su eventual disolución, quemando uno de sus dos cartuchos de control político en el tema Investidura o Cuestión de Confianza a una gestión ministerial, la que de no concederse en dos oportunidades habilita legalmente al presidente de la República a hacer uso de esa drástica medida. No, la historia continuará, porque luego vendrán las interpelaciones y en su caso censuras, a determinados ministros con delicados cuestionamientos, muchos de éstos por investigaciones abiertas por terrorismo o señalamientos de cercanía o pertenencia a organizaciones vinculadas con estos grupos o por errores políticos cometidos meteóricamente al inicio de su función que empañan la dignidad o majestad del cargo. Aunque es justo decirlo también, hay ministros de probado recorrido profesional y que gozan de la aceptación popular.

La apuesta del presidente Castillo al primer gabinete de su era, con una baja en pocos días de su juramentación (la del Canciller), integrado por personas con poco o nada de experiencia en gestión pública y escaso recorrido político, entre otros temas, que no logra siquiera al interna afiatarse, sino basta oír a más de un ministro opinar de forma opuesta a sus pares, olvidando que sus declaraciones ya no son a título personal sino del Ejecutivo del cual son voceros oficiales en sus respectivas carteras y que deben apuntar a una imagen de “unidad de criterio”.

La confianza al Gabinete Bellido se prolongará más allá del veintiséis de agosto, fecha de su presentación, será una muerte lenta, casi como morir un poco, si es que el jefe del Estado no hace los recambios ministeriales que la clase política y gran parte de la opinión pública le ha pedido, porque se espera una hoja de vida irreprochable de los altos funcionarios, de ahí el pronunciamiento de la Defensoría del Pueblo: “La presunción de inocencia no es un derecho absoluto y, por tanto puede restringirse frente al interés general que representa el principio de la buena administración pública”.

Respecto al cabildeo de votos del partido de gobierno o del premier, en la búsqueda de persuadir, convencer, torcer el voto de congresistas que han adelantado opinión que votarán por interpelar y censurar ministros (no en la Investidura), éste se hace infructuoso toda vez que les juega en contra no tener la presidencia del Legislativo ni de sus principales Comisiones Ordinarias que les permita trabajar con inmediatez los asuntos de interés de las bancadas que le han trasladado al Ejecutivo en sus citas de dialogo, ya que muchos de éstos requerirán pasar por el Congreso. Así las cosas, la Investidura es solo el comienzo.

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