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La izquierda antiminera

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Fecha Publicación: 01/07/2022 - 23:00
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El daño infligido al Perú por el régimen comunista/senderista que aún encabeza Pedro Castillo no solo queda en el plano moral. En materia socioeconómica, sus efectos son siderales.

Analicemos el ejemplo de la minería. Por más argumentos efectistas que promueva el comunismo contra la industria extractiva en general –y contra la actividad minera en particular–, el Perú sigue siendo un mendigo sentado sobre un banco de oro, como lo describió Antonio Raimondi. Nuestro agreste territorio –gran parte desperdiciado por la vastedad de una inexpugnable Amazonía, las alturas de la zona andina, y los arenales de una árida costa– ha sido compensados por la naturaleza con un tesoro escondido, usualmente encerrado en quebradas abruptas sobre 4,000 metros encima del nivel del mar, plenas de minerales que el mundo necesita para poner en valor esa permanente creatividad del ser humano. El transporte, la generación de energía en sus diversas modalidades, las telecomunicaciones, etc., son bienes y servicios que enriquecen la calidad de vida de la sociedad. Y su vigencia sólo será posible gracias a la magia de los metales. Pero la presencia de estos en volúmenes suficientes, sólo existe en pocos países. Por suerte uno de ellos es el Perú. No obstante, las recientes generaciones de ciudadanos están sometidas al lavado cerebral impuesto por el “nuevo orden mundial”, creación de los rojos que anidan en el mundo caviar viviendo de las megafortunas de grandes de familias adineradas alrededor del planeta.

Gente que, para “acomodar” sus declaraciones tributarias, dona a unos “intermediarios” –como las ong– condicionando su apoyo a que promuevan la doctrina del “nuevo orden mundial”. Entelequia impuesta por un comunismo resurgido de las cenizas, tras la implosión de la ex URSS. Decenas de miles de vagos viven del goteo que reciben de las ong que, para cumplir su misión, contratan a estos pelagatos para que difundan aquello que le dictan los gurús de la progresía y pasen luego por caja a cobrar su factura. Esto previo compromiso para actuar como altoparlantes de la doctrina progre o caviar, concentrada en defender el aborto, la preeminencia de los lgtbi, los derechos humanos para los socialistas, etc.

Volvamos a la minería. En este año de miércoles, el Perú ha estado gobernado por un sujeto intrínsecamente incapaz –rodeado de una atroz corrupción– mientras los progre han hecho de las suyas. ¡Particularmente contra la minería! Ejemplo, la impresentable ex primera ministra Mirtha Vásquez. Esta activista antiminera consiguió frenar grandes proyectos mineros, dinamitando macroeconómicamente al Perú. En síntesis, Vásquez aplicó la estrategia que agudiza las contradicciones entre la pobreza y riqueza, para fomentar más miseria y mayor resentimiento social. ¡Aquel caldo de cultivo ideal para acrecentar el comunismo, usado tanto por ella como por el resto del régimen que preside Castillo! Lo que agrava esta jugarreta, con sabor a traición a la patria, es que se produjo cuando el precio de los metales había tocado topes históricos, pocas veces vistos, impidiendo que nuestro país se beneficiase de ellos. ¿Resultado? Los rojos le han infligido otro irreparable daño al Perú.

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