La izquierda boicotea proyectos de leyes antiterroristas
En todo país que respete la vida y salud de su gente, los legisladores se abocan a pensar, elaborar, proponer, debatir y promulgar leyes en beneficio de su población. Es decir, de esa masa amorfa a la que, precisamente, se deben los congresistas. Sin embargo, lo que la mayoría de estos hace, apenas electos, es olvidar que están sentados en el Parlamento gracias al voto del pueblo, no a su linda cara. Asimismo, olvidan que el sueldo puntualmente pagado —además de los colaterales que se autoasignan— los convierte en unos de los ciudadanos mejor pagados del país. Todo esto, dicho sea de paso, lo paga —vía impuestos— tanto el ciudadano que votó como el que no lo hizo, presuntamente para que los parlamentarios trabajen por ambos. No para jaranearse, dilapidando sus ingresos sufragados por el pueblo para alimentar a tanto galifardo conocido como padre de la patria.
Lo cierto es que una mayoría de estos tristemente célebres congresistas han sido electos por un pueblo con limitaciones inducidas por la pésima educación que reciben del Estado, que se desentiende de su pueblo. Es más, sectores de la izquierda vinculados a Sendero Luminoso —como al golpista/corrupto Pedro Castillo— boicotean todo intento por conseguir una mayoría suficiente de votos que aprueben leyes en favor de la ciudadanía. Como siempre, el interés politiquero prima entre colegas antes que el interés nacional. Esto no solo es lamentable —por la falta de profesionalismo y conocimiento en temas elementales por parte de demasiados legisladores— sino también por la insolencia y prepotencia con la que estos exhiben su maldad, en perjuicio de la sociedad.
Hoy, este país exige leyes claras, contundentes y efectivas para frenar el tsunami criminal que sigue pauperizando y diezmando al pueblo. Sin embargo, las izquierdas se empeñan en apañar a los grupos terroristas que asesinan impunemente a inocentes ciudadanos. Ante esto, esta minoría congresal muestra su desprecio oponiéndose a asistir presencialmente a los plenos, enervando y demorando la aprobación de las normas jurídicas que demanda el pueblo. Por último, rechaza modificar la Ley de la Carrera Fiscal, la de la Carrera Judicial y el Código Penal, planteadas para castigar ejemplarmente a los magistrados que actúen contra las pruebas policiales de flagrancia, liberando criminalmente a delincuentes detenidos con las manos en la masa. Finalmente, la misma mayoría congresal zurda se opone a exonerar de segunda votación a dicho proyecto de ley, logrando que, al final del día, este no alcance la mayoría requerida.
El debate sobre estas reformas continuará en los siguientes días. ¿Alcanzarán los votos en segunda votación para aprobarlas? Esto, amable lector, confirma la temeridad que exhibe la representación parlamentaria izquierdista, que ahoga al país por beneficio partidario. Todo esto por culpa de sus ideologías de odio. ¿Algún día aprenderán los peruanos a votar en elecciones generales por los candidatos a presidente y a congresistas de su preferencia, apelando únicamente al cerebro, no al hígado ni a la imprudencia como hacen tradicionalmente? ¡Solo así podría salvarse el Perú!
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