"La libertad" de los criminales
El sábado 16 de marzo en EXPRESO se publicó la declaración del Dr. José Luis Lecaros, presidente de la Corte Suprema, en la que “pidió no responsabilizar a su institución por la liberación de bandas de criminales”. Manifestó que “la principal causa de la excarcelación es por falta de pruebas de los imputados”.
Muy importante tal declaración del presidente de ese poder del Estado, que sin atenuantes evidencia o que la Policía Nacional detiene sin pruebas a los delincuentes o que el Fiscal no cumple su deber probatorio suficientemente para que el juez no resulte “inocente” de liberar a delincuentes “por falta de pruebas”. Los culpables son los otros.
Mientras tanto una persona, sea varón, mujer, niño, joven o anciano ¿puede sentirse seguro? ¿Si camina por la calle, sea de día y peor si es de noche? ¿Si está conduciendo un vehículo? ¿Si son pasajeros en vehículos de transportes urbanos o interprovinciales? ¿Si está en un restaurante solo, con su familia o amigos? ¿Si está en un establecimiento comercial? ¿Si aun estando en su casa o su establecimiento comercial, delincuentes ingresan a sus domicilios o negocios rompiendo o no las puertas? ¿Si para extorsionarlo telefónicamente los intimidan? ¿Si para extorsionarlo le envían papeles con balas o granadas o las arrojan en sus domicilios o usando sicarios los asesinan en su camino o en sus domicilios? ¿Si los delincuentes utilizando documentación falsa o fraguada venden sus viviendas o inmuebles a terceros usando o no la “ayuda” de notarías y aun de autoridades registrales y otras y aprovechándose la lentitud en la administración de justicia?
El “fruto” (dinero en efectivo, joyas, ropa, artículos eléctricos como televisores, laptops, menaje de cocina, bienes muebles en general, y hasta vehículos, etc.) que “obtienen” los delincuentes con sus delitos, jamás vuelve a los agraviados, aunque sean sentenciados.
Los jueces son letrados en derecho, muchos son magísteres o doctores. Es mucho pedir de la ciudadanía que los jueces penales inteligentemente y sin arrogancias permanentemente coordinen su trabajo contra los delincuentes con la policía y los fiscales para contratacar a la delincuencia organizada. ¿Los jueces por qué escudan su “responsabilidad” en el trabajo de otros o en la “carga procesal” que ellos voluntariamente acumulan en sus despachos?
Lo expuesto por el Presidente de la Corte Suprema es suficiente argumento para que de inmediato se reorganice total y radicalmente tanto el Poder Judicial como el Ministerio Público.