La mafia caviar y Zoraida

La denuncia del procurador anticorrupción Javier Pacheco contra la fiscal de la Nación Zoraida Ávalos no ha tenido la resonancia que merece. En parte, claro está, porque fue la coalición vizcarrista la que la encumbró, consorcio integrado por la mafia caviar y muchos medios de comunicación que ahora no asumen su responsabilidad en tamaña barbaridad y pretenden barrerla bajo la alfombra.

El procurador acusa a Zoraida por la presunta comisión de los delitos de cohecho pasivo específico, encubrimiento real, tráfico de influencias, abuso de autoridad y contra la tranquilidad pública en la modalidad de organización criminal. Nada menos.

Así, según el procurador anticorrupción del Estado, la jefa del que es ahora la más importante institución del sistema judicial peruano, el Ministerio Público (MP) resultaría ser nada menos que una delincuente que capitanea una organización criminal.

Según Pacheco, el operador del ingreso de Zoraida a la fiscalía suprema fue José Luis Cavassa, vinculado a los “Gángsters de la política”, organización dirigida presuntamente por José Luna Gálvez, que hoy debería estar detenido, pero que, sin embargo, no solo goza de libertad sino que es congresista, líder de una bancada y de un partido que ha lanzado como candidato a la alcaldía de Lima a Daniel Urresti, que hoy disputa los primeros lugares en las encuestas.

Zoraida también está vinculada a la red de corrupción denominada “Los Cuellos Blancos del Puerto”, de acuerdo a la acusación constitucional que el procurador Pacheco ha presentado ante el Congreso.

Paradójico, porque como se recuerda, los últimos meses de 2018 los medios de comunicación de la coalición vizcarrista desataron una infame campaña contra el entonces fiscal de la Nación Pedro Chávarry con el pretexto de que estaba vinculado a los “cuellos blancos”.

Lo que querían era defenestrarlo y poner en su lugar a Zoraida Ávalos, la candidata de la mafia caviar que tiene una enorme influencia en el sistema de justicia, y que la patrocinaba abiertamente diciendo que ella iba a luchar contra la corrupción.

Por supuesto, ellos sabían que no era cierto. Desde 2014 se conocía la catadura de Zoraida, puesta en evidencia por periodistas de investigación (Ver Ricardo Uceda, “Cómo se nombra realmente a un Fiscal de la Nación”, “La República”, 21/1/14 y Rodrigo Cruz, “Fiscales que votaron por Ramos Heredia fueron favorecidas”, “El Comercio”, 28/4/14). Es decir, la mafia caviar y los medios de comunicación asociados, promovieron a Zoraida a sabiendas de las graves acusaciones de corrupción que pesaban sobre ella.

En verdad, Zoraida no defraudó a sus patrocinadores. Hizo lo que querían que hiciera, perseguir a los adversarios de la coalición vizcarrista y proteger a sus amigos y aliados. Y lo sigue haciendo.
Ahora han destruido la institucionalidad, hay solo dos fiscales supremos, uno con serios problemas de salud y Zoraida.

Para arreglar este desastre se requiere mucho más que la vacancia del corrupto incapaz que ocupa la presidencia.

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