La mano roja que mueve el lápiz y el economista cobarde

El comunista Pedro Castillo ha tenido el descaro de afirmar -en vivo y en directo- que no es el momento de decir quiénes integran su equipo técnico. Es evidente, a estas alturas, que Castillo no tiene ningún equipo que presentar, ni la menor idea de qué hacer para atajar la pandemia del coronavirus. Es el castrochavista Vladimir Cerrón, condenado por corrupción durante su gestión como gobernador regional de Junín, el hombre detrás del mediocre “profesor”. Cerrón es el creador del ideario estatista hambreador de Perú Libre, partido del cual es dueño y en el que Castillo es un mero invitado. Es, pues, inverosímil la versión de Pedro Castillo acerca de que él es el que manda. Por tanto, si el chotano le gana a Keiko Fujimori en la segunda vuelta, será Vladimir Cerrón el que gobierne instalando una dictadura comunista que hará que la pobreza escale del 20 % a más del 90 %, tal como ocurre en la devastada Venezuela.
Cuando ello pase, los “dignos” jóvenes clasemedieros, a quienes crecer en medio de tanta bonanza los ha vuelto estultos, tendrán que huir con todas sus chivas del Perú como exiliados a limpiar baños a otro país. Mientras estos furiosos “antikeikistas” (bastante culpa de que ellos sean así la tiene la nociva periodista colombiana Clara Elvira Ospina, que arrojó basura desde América TV y Canal N a todo aquel que se opusiera a Humala, PPK, Vizcarra y Sagasti) anuncian por redes sociales que votarán por el lapicito, las empresas en donde trabajan -¡y de forma remota!- ya alistan el recorte de personal. Advertidos están. Después que no se quejen cuando deban ponerse la camiseta blanquirroja para vender chicha y causa en un semáforo de algún lugar del mundo libre.
Otro que ha destilado necedad es el ex candidato presidencial de Avanza País, Hernando de Soto, quien cobardemente aseveró el domingo que recién decidirá su apoyo en la segunda vuelta electoral cuando Keiko o Castillo hayan mejorado sus propuestas tras su intermediación. Qué tal nivel de desgraciada megalomanía para pensar que por su mano “divina” un filoterrorista dejará de serlo.
La campaña de De Soto ha sido nefasta: prefirió exhibir al radical Jorge Paredes Terry y al excéntrico ‘Chibolín’, y ocultar, por consiguiente, al excanciller Tudela, Miyashiro y al general Williams. Para lo único que ha servido la patética aventura electoral del economista es para robarle votos a Rafael López Aliaga. Si este último hubiese pasado a segunda vuelta, no estaríamos a punto de caer al abismo. Pese a su juventud, Adriana Tudela y Alejandro Cavero demostraron ser mucho más sabios que su “líder”. Aquí no se trata de buscar réditos políticos con algún ministerio, pues lo que está en juego es el futuro del país en el que nacimos.

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