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La maquinaria judicial y mediática que sojuzga al Perú

Fecha Publicación: 01/04/2024 - 22:20
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“Pan y circo” es una máxima cuyas raíces están en la antigua Roma, acuñada por Juvenal en sus “Sátiras” del siglo II d.C. La frase refleja una crítica social y política sobre el control de las masas a través de la distracción y la manipulación, en lugar de abordar problemas más profundos y estructurales de la sociedad como la corrupción, la desigualdad y la decadencia moral.

En tiempos más recientes las estrategias de propaganda de Joseph Goebbels, durante el régimen de Hitler, tenían similitudes con la idea de “pan y circo” en términos de manipulación social. La propaganda nazi buscaba distraer a la población alemana de los problemas reales y las atrocidades del régimen al tiempo que Goebbels y su maquinaria ejercían un control total sobre los medios de comunicación, difundiendo información sesgada y censurando las críticas.

En 1956, el filósofo alemán Günther Anders escribió “Obsolescencia del hombre”, un libro sobre la manipulación de las masas en el que aborda temas como la importancia de la educación y advierte sobre los peligros de una educación superficial y fragmentada donde la información se consume de manera pasiva y sin una actitud crítica.
El autor menciona que el acceso al conocimiento puede ser “administrado” y, por lo tanto, sesgar la opinión en función de agendas ocultas, complementadas por la transmisión de contenidos que contribuyen a la alienación al fomentar una cultura de consumo y entretenimiento vacío. Así se moldea la percepción pública de eventos y problemas y se manipula por intereses políticos y económicos para promover agendas específicas.

Pero quienes han llevado a extremos insospechados estas ideas son los autoproclamados “pontífices de la verdad y reserva moral” que no son otros que los así llamados “caviares”. Penetrando subrepticiamente las esferas del poder y comprando conciencias lograron hacerse del poder, primero influyendo en PPK, luego manejando directamente el poder mediante personajes impresentables como Martín Vizcarra y Francisco Sagasti. Una ONG que es también estudio de abogados y funge de medio de comunicación es el ariete con el que han infiltrado el sistema judicial y a los grupos mediáticos dominantes para poner y sacar Fiscales de la Nación, Presidentes de la República y otros funcionarios de menor jerarquía.

No la tuvieron fácil con la presidenta Dina Boluarte, una mujer con más temple que el pusilánime Manuel Merino. Esta maquinaria judicial-mediática ha ido perfeccionado su estrategia con un financiamiento asegurado. No olvidemos que la cabeza de un grupo económico peruano ligado al escándalo de Odebrecht disfruta de libertad pese a haber admitido su culpa. ¿Quién lo prohijó? Esa monstruosa aplanadora que hace y deshace en nuestro sufrido Perú.

En este marco, no olvidemos de la responsabilidad que le corresponde a fiscales como Rafael Vela y José Domingo Pérez, ambos marionetas de un siniestro personaje que, cual villano bíblico, opera en las sombras, manipula conciencias e instituciones para cumplir con su agenda del mal. Aquí debemos preguntarnos como Jorge Luis Borges en su poema Ajedrez: “Dios mueve al jugador y este la pieza ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza?”.
Así que, la maquinaria caviar, ni corta ni perezosa, porque el mandato del impresentable presidente del JNE se termina, montó, no un desfile, sino un sainete con relojes y pulseras como protagonistas. Es cierto que la reacción palaciega fue desastrosa, demostrando una vez más que la Presidenta nunca buscó estar donde está, pero eso no quita que el manejo de la situación por la gran prensa merecería elogios del propio Goebbels o de Juvenal.
Seamos conscientes que lo que está en juego: es la democracia. Si permitimos que la izquierda caviar a través de una ONG consolide su captura del poder, poco va a importar, como en la fábula de Iriarte, si nos persiguen galgos o podencos porque en cualquiera de los casos seremos devorados por los perros que solo buscan saciar su hambre. Lo han dicho literalmente los presidentes extremistas de México y Colombia: “los pobres deben seguir sigan siendo pobres, porque si dejan de serlo no votan por nosotros”.

En resumen, “pan y circo” denota la idea de mantener a la población ocupada y contenta con distracciones superficiales en lugar de enfrentar los problemas reales y buscar soluciones. Y los ciudadanos debemos de participan activamente y exigir la rendición de cuentas a los gobernantes en la búsqueda de un cambio genuino y significativo en la sociedad.

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