La nacionalidad peruana no se da a cualquier inmigrante
Un privilegio no se le da a cualquiera. El domingo 30 de marzo, el país despertaba con la noticia de que el venezolano José Gregorio Quintero Andara había quemado viva a su pareja de la misma nacionalidad y al perro de ella por un ataque de celos. El asesinato ocurrió en Arequipa. Esa misma tarde, el país completo lo sabía. Pero lo que no conocíamos era que este asesino, un ser sin ningún tipo de contribución para la sociedad pero sí una carga, tenía también la nacionalidad peruana. Es decir, le otorgamos esta condición a un extranjero que ahora está en prisión por asesino.
La nacionalidad peruana es un privilegio. Los privilegios se ganan: no se negocian ni se discuten. Los mecanismos que usemos deben limitar y no facilitar el acceso a este privilegio; es decir, los requisitos deben ser tan rigurosos que moldeen el comportamiento del inmigrante desde que pisa suelo peruano. Lograr la nacionalidad peruana debe ser un camino de pasos correctos y un comportamiento ideal en el país al que emigran, que es nuestra patria. Es obligación de los congresistas proteger los intereses del Estado y prohibir el acceso a nuestra nacionalidad a individuos que representan una amenaza para la seguridad e integridad nacional, pero también debemos bloquear el acceso a ese privilegio a personas inservibles para nuestra sociedad, a individuos que no respeten nuestra cultura, nuestras normas y nuestra gente.
Hay una serie de modificaciones en la ley de Nacionalidad que en el fondo son permisivas, muy flexibles y expresan una visión muy simplista de lo que significa obtener el título de ciudadano peruano y tener los mismos derechos: votar, ser elegido y, por supuesto, tener los mismos deberes también. Si muchas veces no podemos confiar en nuestros propios compatriotas, ¿cómo lo haremos con una persona que no tiene una identidad arraigada, un sentido de pertenencia fuerte y constante hacia nuestro país?
¿Ustedes creen que una persona que ha vivido la tercera parte de su vida o sus primeros 15 años de vida en su país, al salir de él de forma forzada o por decisión, y siempre con la esperanza de regresar a su patria, va a sentir un profundo sentimiento de incondicionalidad por el país al que migró? Eso no se logra en menos de diez años. No podemos dejar la puerta abierta de nuestra seguridad nacional y fronteriza. Son claves la prevención e eliminación del terrorismo, la destrucción de ideas terroristas y la protección de la integridad nacional.
No basta con aumentar los años que un extranjero está en el país. Cinco años no son suficientes para que una persona merezca el título de pertenecer a una patria. Estar casado por cuatro años con un peruano tampoco es suficiente para dejar entrar a personas ajenas a nuestra cultura, a nuestro club de peruanos. Si renuncias a una nacionalidad, es porque no te interesa ese país. No importan las razones que te llevaron a esa decisión. En Estados Unidos, si renuncias a tu nacionalidad, no la puedes recuperar más. Y así debe ser aquí también.
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