La nefasta derechona peruana
A propósito del tema de este comentario (sobre el desastre en que se ha convertido la derecha peruana) es indispensable censurar la sospechosísima actitud del legislador y almirante en retiro, Jorge Montoya por manifestar, a priori, que no cabe moción alguna de vacancia tras la denuncia de Panorama. Acusación que desviste al mandatario Castillo, trapicheando desde su propio despacho con otro proveedor del Estado que, días después, ganaba una licitación de Petroperú por US$73 millones.
Al grano. El karma de la derechona peruana es que NO asume lo que es. Le incomoda que le llamen Derecha. Busca cuanta tontería se le ocurra para neutralizar su nombre. Prefiere ‘centro’ derecha. Postura inexistente en el espectro político. Aunque sí existe la ‘extrema’ derecha, epíteto que la zurda que apoya al comunismo castrista, chavista, senderista, etc., aprovecha para endilgárselo rutinariamente a la derecha.
Pero esta derechona peruana no sólo peca al avergonzarse de lo que es, sino que a lo largo de las últimas décadas ha abandonado su función como fuente ideológica para millones de peruanos. Cierto, también, que la derecha mundial se ha anquilosado tras su éxito por la caída del Muro de Berlín y el monumental desarrollo del planeta durante la segunda mitad del siglo pasado y la primera década del presente. Ello produjo que la gente doctrinariamente de derecha descuide la práctica de hacer política y se limite a votar en cada elección. Ahí estriba el desastre. Porque quienes ejercen las funciones de líderes políticos están obligados a fomentar arraigo entre la población mediante los partidos. ¡Muchos han desaparecido, en parte por falta de recursos financieros! Yerro de aquellas fuerzas socioeconómicas generadoras de riqueza, que han abandonado su misión de solventar centros de adoctrinamiento y espacios de debate para hacer más atractiva, eficaz y poderosa la vida política.
La derechona peruana ha descuidado sus funciones limitándose a subsistir del éxito de generaciones anteriores y a pontificar sobre grandes inversiones, macro economía, etc., luciéndose temerariamente como miembro del club de multimillonarios del mundo y cuanta otra tontería se le ocurra. Todo menos a adiestrar a aquellos aspirantes a líderes y a patrocinar a las dirigencias que destaquen para enfrentar a esta izquierda –cada vez más comunista- que avanza pletórica, gracias a la amnesia del pueblo que ha olvidado las atrocidades estalinistas, castristas, maoístas, etc., culpables de cientos de millones de muertos por no abrazar el credo totalitario que les imponía vivir en la inopia. ¡Aún ocurre en Cuba y Venezuela! La derechona ha perdido pues todo arraigo popular por culpa de quienes demandan que los políticos de esta corriente ideológica defiendan los intereses plutocráticos, sin que los adinerados financien el aparato adoctrinador.
Hoy el pueblo repudia a la derechona identificada con la banca que esquilma al pobre, cobrándole intereses agiotistas; las AFP que obtienen mayores prebendas del Estado, pero dan pensiones anualmente más raquíticas. Por último, la derecha está retratada como eje de la corrupción; cuando los principales corruptos son rojos: Toledo, Humala, Vizcarra, Villarán, etc. (ojo con el protocorrupto Castillo), quienes robaron como nadie.
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