ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

La nefasta intromisión caviar

Imagen
Fecha Publicación: 18/11/2024 - 23:00
Escucha esta nota

¡No hay sociedad exitosa sin leyes firmes para combatir el crimen! Porque, mientras el crimen no reciba un categórico castigo, la delincuencia avanzará como reguero de pólvora, transformada en pingüe negocio. ¡Y aquel Estado se convertirá en antro para los delincuentes, donde reinarán la infracción, la anarquía y la vida no valdrá nada! Al ritmo tan acelerado que va en esta vía, el Perú se encamina a un terrible escenario, donde hasta el deporte ha sido transformado en eje multimillonario de escándalos criminales. Así como informaba ayer EXPRESO, publicando un severo informe del abogado Luis Lamas Puccio, donde apreciamos que gente adinerada se arremolina como avispas en panal de miel alrededor de enormes transacciones usadas para pervertir a los aficionados del otrora “deporte de los reyes”, volviéndolo un eje de corrupción privada. Delito que hoy contempla nuestra jurisprudencia, pero ha quedado opacado por los desmedidos intereses que operan alrededor del mismo en vista de la codicia que atrae su rentabilidad.
Sin embargo, la auténtica raíz de esta podredumbre estriba en la descomposición y decadencia de nuestra sociedad. ¿La razón? ¡La corrupción que se enquistó hace un cuarto de siglo en nuestros organismos tutelares, presuntamente encargados de perseguir y castigar el crimen! Hablamos del Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y, últimamente, la Junta Nacional de Justicia. El denominador común en estos casos es la mafia caviar que dirige Gustavo Gorriti, desde que fuera apoderado del temerario multimillonario George Soros, vía su ONG Open Society; entidad panegirista del aborto, de los derechos de los gays, del unisexualismo, etc. Gorriti se enquista en el poder para manipular la justicia, gracias a la delegación de facultades que le endilga el corrupto —y ahora condenado en primera instancia— Alejandro Toledo.
Es más, Gorriti estuvo detrás de uno de los inventos más nefastos: la Comisión de la Verdad. A través de dicho mamotreto, Soros —representado por Gorriti— convirtió a los terroristas en héroes y víctimas; y a los fujimoristas, en villanos y criminales; lo mismo que a todos quienes se opusieron al credo caviar. ¡Desde entonces, el Perú se volvió ingobernable! A tal extremo, que los terroristas de Sendero y MRTA (quienes asesinaron a 35,000 peruanos) fueron condenados a cadena perpetua por jueces que aplicaron las leyes de nuestra República. ¡Pero quedaron libres e indemnizados por el Estado, por orden de la CIDH! Incluso una de esas leyes pudo evitar que el Perú se convirtiera en tierra de nadie —como es ahora—, donde campea el crimen sin castigo. ¡Pero, contrariamente, Toledo derogó aquella ley que promulgó Fujimori para de-te-ner el crimen y la delincuencia, que disponía: “Todo criminal que porte armas de guerra, granadas, explosivos para perpetrar robos, secuestros, extorsiones u otro delito contra la vida, el patrimonio, la libertad individual, la salud o la seguridad pública, ¡comete delito de terrorismo agravado y será sentenciado a cadena perpetua”!
Alejandro Toledo derogó aquella ley, haciéndose responsable de convertirnos en tierra de sicarios, secuestradores, extorsionadores, como somos ahora. ¡Lo demás es historia!

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.