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La nueva dimensión del muro

Fecha Publicación: 02/01/2019 - 22:00
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La discusión dentro de los Estados Unidos sobre el financiamiento congresal para terminar el muro con México ha llegado a extremos increíbles. El presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha optado por la sabia política de abstenerse de opinar, por considerar que se trata de un problema interno de su vecino. Que eso lo diga un mandatario mexicano no deja de ser irónico, pues su patria resultará la primera afectada si el muro de marras continúa siendo ejecutado hasta alcanzar un 100 % de hipotética conclusión.

En realidad, nadie sino Trump cree en semejante objetivo. La oposición cerrada al interior del Congreso norteamericano, tanto en la Cámara de Representantes, donde los demócratas prevalecen, como en el Senado, en el cual los republicanos aún mantienen una ligera ventaja, ha logrado un resultado imprevisto. El cierre parcial de las actividades del gobierno federal por la insistencia de Trump, que el Congreso acceda a todo lo que él está pidiendo para cumplir una promesa de campaña que, en un principio, ni siquiera él tomó en serio. Aunque parezca mentira en estos días de año nuevo, la burocracia yanqui se ha tomado un respiro no pagado, hasta que las fuerzas políticas puedan ponerse de acuerdo. Y todavía no hay señales en ese sentido.

La oposición demócrata en ambas cámaras del Congreso considera que la culminación del muro mexicano es una mala propuesta, no solo desde el aspecto financiero sino además porque la consideran inhumana e inmoral. La reciente muerte de dos niños centroamericanos que estaban en poder de las autoridades fronterizas norteamericanas ha agudizado el debate. Trump clama que para evitar ese tipo de situaciones, que en determinados casos puedan resultar inevitables, es imprescindible que la oposición obstruccionista demócrata se avenga a su criterio y lo ayude no solo a proporcionarle el dinero para la terminación de la obra, sino además a modificar radicalmente la actual legislación migratoria.

Esa legislación se aplicaría a los inmigrantes de todas las procedencias, pero ahora tiene un clarísimo objetivo, impedir que oleadas centroamericanas realicen el sueño americano. Quizás el caso con México haya perdido urgencia porque en los últimos años el balance migratorio entre ambos países ha disminuido, en parte porque los mexicanos ahora se encuentran más inclinados a permanecer en su país. Pero Trump para gobernar tiene que elevar las tensiones y el muro sin duda las recalienta.