La oportunidad de Perú ante el fenómeno Trump
La contundente victoria de Trump causó sorpresa a nivel mundial. Las encuestadoras no pronosticaron los 5 millones de votos de diferencia a favor de los republicanos estadounidenses, concediéndoles además una mayoría en la Cámara de Representantes.
Esto destaca el impacto económico extraordinario de estas elecciones y un liderazgo caracterizado por su franqueza, dejando de lado lo políticamente correcto. La experiencia de Trump en su primer mandato marcó indeleblemente el pulso político no solo en Estados Unidos, sino también en países en conflicto y en paz, como Rusia, que ahora reconsidera sus acciones bélicas.
Su reelección suscita interrogantes sobre cómo Perú debería posicionarse estratégicamente a nivel internacional, aprovechando las lecciones aprendidas y los escenarios posibles para reforzar su situación económica y diplomática.
La gestión anterior de Trump fue un catalizador global incomparable. Con un estilo directo y a veces polarizante, ha redefinido tanto la política interna de su país como las dinámicas de las relaciones internacionales, superando la oposición de la Cámara y el Senado. En América Latina y Perú, su administración provocó expectativa y preocupación debido a su tendencia hacia políticas económicas proteccionistas y un discurso nacionalista. Sin embargo, es crucial identificar oportunidades estratégicas emergentes de un nuevo gobierno de Trump.
La influencia económica de Trump ha promovido el crecimiento interno mediante la reducción de impuestos e incentivos al consumo nacional.
Aunque generó tensiones internacionales, especialmente con China, esto permitió a Perú mantenerla como su principal socio comercial para el oriente e incluso fortalecer su vínculo comercial con Estados Unidos. Esta situación resalta la necesidad de una perspectiva estratégica y pragmática, como mencionó el economista Pablo Bustamante, quien hizo un llamado a que Perú lidere un movimiento mundial pro comercio internacional, diversificando mercados y capitalizando oportunidades comerciales que trasciendan los vaivenes políticos.
La crítica de Trump hacia la “cultura woke” y lo políticamente correcto llega profundamente a un vasto sector conservador estadounidense, incluidos latinos evangélicos, que están hastiados de las políticas de inclusión y diversidad. Aunque Perú y América Latina no han vivido este fenómeno con la misma intensidad, con la excepción de Argentina y Milei, sirve de recordatorio sobre cómo los debates internos de EE. UU. repercuten globalmente. Es incorrecto etiquetar a Trump de fascista, una designación errónea de algunos jóvenes desinformados sobre el término. Resulta aún más curioso que algunos en Perú crean en un Estado omnipotente, especialmente considerando los recientes juicios acelerados a expresidentes, lo cual refleja tal vez un reconocimiento del Poder Judicial y la Fiscalía sobre la necesidad de cambio antes de que otros lo promuevan.
No podemos olvidar cómo la administración republicana fortaleció el Tratado de Libre Comercio con Perú, evidenciando que las alianzas comerciales estables y beneficiosas pueden mantenerse aún bajo políticas proteccionistas.
Este momento es una invitación para que Perú continúe solidificando sus lazos comerciales con EE. UU., enfocándose en la diversificación y en el valor agregado distintivo de sus sectores.
Con un enfoque pragmático y menos divisivo, la segunda presidencia de Trump ofrece una oportunidad única para consolidar logros y dejar un legado, siguiendo el ejemplo de líderes republicanos previos como Ronald Reagan, Dwight Eisenhower y Franklin Roosevelt. Perú, por ende, tiene la posibilidad de robustecer las relaciones bilaterales, optando por una economía abierta y competitiva.
En este momento, Perú requiere un liderazgo centrado en el pragmatismo, la visión estratégica y la apertura internacional, aprovechando su calificación en Fitch Ratings y superando el pesimismo económico que el CADE 2024 insta a superar. Ante las incógnitas que presenta el fenómeno Trump, es clave adoptar una postura que trascienda los prejuicios y se enfoque en políticas que impulsen la competitividad, la diversificación económica y la integración comercial.