La OTAN apoya a Ucrania

Hace unos días la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebró una cumbre en Lituania, donde, entre otras cosas, se conversó sobre el apoyo a Ucrania frente a la guerra contra Rusia, y su cada vez más próxima incorporación a la alianza, que se dará cuando la guerra termine y Ucrania recupere sus territorios ocupados, debido a que, en caso contrario, tendría que activarse el artículo 5 del tratado, por estar Rusia invadiendo territorio de la organización, lo que la obligaría a entrar en guerra. Por el momento, distintos países de la OTAN han prometido a Ucrania mantener su apoyo logístico y continuar enviando armas para que puedan hacer frente a la invasión rusa.

Queda claro que se espera que la guerra aún dure un tiempo y que la OTAN confía en que Ucrania vencerá, o por lo menos que el gobierno de Putin no soportará una guerra tan prolongada. Las constantes derrotas en el frente ruso y el levantamiento de las tropas de Wagner hace unas semanas no han hecho más que mellar la imagen de su presidente. Ante esto también ha surgido el temor de quién podría sucederlo, pues en política todo puede pasar.

A pesar de la resistencia a un enfrentamiento directo contra Rusia, la OTAN no ha dudado en pasar por alto las constantes amenazas nucleares rusas, que cada vez parecen más vacías, y ha mandado un mensaje bastante directo y claro al gobierno de Putin y al mundo en general.

Joe Biden, presidente de EE.UU., lo remarcó claramente cuando dijo que “La OTAN es más fuerte, más dinámica y… está más unida que nunca en su historia…”. Si bien en la organización no faltan voces discrepantes, la guerra en Ucrania ha permitido mostrar su cohesión frente a lo que consideran amenazas a sus integrantes. Entre las cuales se incluye a China, por sus desafíos al orden internacional y sus relaciones con Rusia; calificación que China ha rechazado.

A estas alturas, ya queda claro que la guerra entre Rusia y Ucrania trasciende un simple conflicto focalizado al este de Europa. Se trata de un evento geopolítico con implicancias globales que parece capaz de definir las relaciones internacionales para el futuro próximo, donde Ucrania representa una especie de tapón frente a los objetivos políticos de dos grandes bloques de países que buscan hegemonía global.

Si bien la tensión geopolítica internacional mantiene en alerta a estos grandes bloques, la economía es el principal motor de la historia y ningún país va a arruinarse solo por apoyar a otro o porque su líder temporal tiene una visión mesiánica. Las relaciones internacionales en el mundo moderno suelen tener sentido, y eso es lo que explica la cautela de China y de los demás países que mantienen tratos con Rusia respecto a un apoyo abierto a la invasión a Ucrania.

A esto se suma el que la fuerza militar de la OTAN es inmensamente grande y está bien pertrechada. A pesar de lo que muchos antioccidentales de redes sociales pueden especular basándose en sus fantasías apocalípticas, el bloque liderado por China no alcanza al poderío bélico de Occidente, por lo que entrar en un conflicto no sería viable.

Los resultados de la última cumbre de la OTAN demarcan las relaciones internacionales para los próximos años, y deja sentado el que a pesar de las diferencias que puede haber entre sus países miembros, las amenazas externas a la alianza son suficientes para hacer de esta un bloque sólido.

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