La paz romántica de Suiza
La reciente Cumbre de Paz en Suiza –desarrollada en el complejo de Bürgenstock, cerca de Lucerna, los días 15 y 16 de junio–, en que se reunieron teóricamente países que respaldan a Ucrania, con Estados Unidos a la cabeza, aunque con buenas intenciones para acabar la guerra entre Rusia y Kiev, que cumplirá 28 meses de duración el próximo 24 de junio, ha sido solamente un esfuerzo para conseguir una paz a medias. ¿Por qué? No debe ser difícil darse cuenta de la ausencia de China y de la propia Rusia, que tienen mucha “vela en este entierro”, pero, además, aunque asistieron países relevantes en términos de poder mundial como India o de importancia regional como es el caso de Sudáfrica, o de Brasil y México en América Latina, e Indonesia en el continente asiático, los referidos no firmaron la declaración que emanó del encuentro debilitando el objetivo perseguido. Así, la paz, se vuelve abstracta y termina presentándose como una aspiración quimérica y sin que cuente con su carácter inmanente, que es el manto erga omnes, es decir, de todos los Estados del mundo, como quedó consagrado en la Carta de San Francisco de 1945, firmada por todos los países del planeta, es verdad, luego de una guerra de alcance mundial. Pero, ya no podemos circunscribir al planeta en el marco de una paz romántica como pasó luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1919), si no, en cambio corresponde bregar por una paz realista, cuyo medio fundamental para ponerle fin a la guerra en Europa del Este, deberá ser el principio de solución pacífica de las controversias, que constituye una norma de ius cogens, es decir, una norma que establece un mandato imperativo de cumplimiento obligatorio –razón kantiana del derecho internacional contemporáneo–, para todos los comprometidos directa o indirectamente en el conflicto. Téngase presente que no existe otro método ni medio idóneo para conseguir la paz que no sea el medio pacífico. Creo que todos quieren la paz. De hecho, lejos de cualquier cálculo político internacional, el presidente ruso, Vladimir Putin, acaba de formular una propuesta propiamente de solución pacífica, basada en la tesis de que Ucrania anuncie que no ingresará en la Organización del Tratado de Atlántico Norte - OTAN. La ausencia rusa no ha permitido que pudiera emanar un documento con gravitación mundial por la paz y aunque no asistiera Putin su canciller o una delegación hubiera creado el contexto de una intención ecuménica por la paz realmente ausente. Mientras Putin lanzaba su propuesta maximalista en Suiza, los participantes decidieron reafirmar el principio de integridad territorial, que no es otra cosa que Ucrania recupere toda la región del Donbás, límite con Rusia, que ha sido tomada por Moscú, y la península de Crimea que anexó en 2014, en acto marginal al derecho internacional, hay que decirlo. Así las cosas, no habrá paz en lo inmediato, créanme. Sigue dominando la intransigencia desde ambos lados del mundo, y la paz se esfuma para los ciudadanos ucranianos y rusos. La única verdad es que la paz necesita un espectro de consenso internacional que hoy no se tiene. De allí que la paz que se pretendió conseguir en Suiza ha sido solo un esfuerzo romántico. Nada más que eso.
* Excanciller del Perú e internacionalista
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