La poesía de Dinu Flamand

El poeta Dinu Flamand es una de las voces más lúcidas y prominentes de la poesía rumana actual y, por qué no decirlo, una de las voces esenciales de la poesía europea contemporánea. Es un defensor de la libertad, la verdad y la vida; un defensor de la palabra. Hace algunos años, en Concepción, el poeta chileno Omar Lara me habló de la inmensidad de la obra de Dinu Flamand y me recomendó la lectura de sus obras. Desde entonces llegó a mí su poesía: “Nada de lo vivido nos daba derecho a vivir, / la vida apelmazada nos moraba cautiva, / detrás de unas puertas que / ni la muerte se atrevía a empujar… Éramos ya / estado de clandestinidad / del letargo. La vida ensayo…”
Su finísimo manejo del lenguaje hace que todo fluya sin turbulencias. Él vive en la literatura, la lleva en la sangre, la lleva hasta en su sombra. Por eso escribe con intensidad y emoción sobre la vida, sobre el dolor existencial y también sobre el brillo con que las luces iluminan el camino de los hombres libres. Es un emocionado hasta el tuétano, pero más es un terco defensor de la palabra, de la palabra bien escrita; un caminante que va alimentando a los hombres con la palabra. Su vasta producción literaria recorre el mundo y es un incansable traductor, entre las traducciones que destacan están las de las obras completas de César Vallejo. Él es un confeso vallejiano de quien aprendió a gritar hacia su interior y por eso escarba en sus poemas las heridas de todas las injusticias. Sus poemas tienen bien marcada esa influencia: “Todo está listo para mi travesía, / y en cambio no hay nada listo para salir / de esta confusión que es mi vida, / y estoy hambriento de esa nada / y alguien y algo en mi interior / es mi peor enemigo / (incluso me pega en la mano cuando escribo / acerca de esta dificultad / inconsistente) / mientras duermo despierto con el puño vacío”. El poema “El pan de la memoria” quiebra y rompe las inmensidades de cualquier muro y explora los límites del lenguaje. Este bello poema es parte de su libro “Primavera en Praga”.
En estos días tardíos de primavera Dinu Flamand está en nuestro país. Que se alineen las estrellas para que nuestro ilustre visitante aloje en su corazón a la misma patria que cuidó y amó nuestro vate César Vallejo.

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