La poesía del amor

Jorge Luis Borges pensaba que la amistad tiene una ventaja sobre el amor, porque cuando es verdadera supera las distancias, el tiempo, y no necesita respuesta. El amor casi siempre pide mucha atención, valora el presenta e imagina un futuro que casi nunca se cumple de manera ideal. Pero los poetas construyen un mundo donde todo es posible, incluso lo más hermoso. Dante inmortalizó a Beatriz y como Propercio la quiso más allá de la muerte.
Un poeta español del siglo XX, Pedro Salinas ha escrito:
¿Por qué tienes nombre tú, día miércoles?
¿por qué tienes nombre tú, tiempo, otoño?
¿alegría, pena siempre ¿por qué tenéis nombre: amor?
Tenemos en el ámbito hispanoamericano a numerosos poetas, varones y mujeres, que han expresado el sentimiento amoroso en sus distintas facetas de un modo rotundo y bello. Nombraremos a algunos de ellos, empezando por las damas. La poesía uruguaya tiene a Delmira Agustini, Juana de Ibarborou y a Ida Vitale, la poesía chilena a Gabriela Mistral y a Elvira Hernández, la poesía cubana a Dulce María Loynaz, Nancy Morejón, la poesía mexicana a Rosario Castellanos y Coral Bracho, la poesía argentina a Alfonsina Storni, Olga Orozco y a Alejandra Pizarnik. En Nicaragua destaca Gioconda Belli, en Costa Rica, Eunice Odio, en Colombia, Piedad Bonett, en el Perú Blanca Varela, Rosella di Paolo, Carmen Ollé. Los varones en Hispanoamérica son Ernesto Cardenal, Efraín Huerta, César Vallejo, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Jorge Teillier, Jorge Luis Borges, José Martí, Roberto Fernández Retamar, Emilio Adolfo Westphalen y tantos otros.
Veamos este desgarrador poema de Rosario Castellanos:
Desamor
Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.
Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.
Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.

Ahora leamos estos versos de Ernesto Cardenal:
Epigrama
Ayer te vi en la calle, Myriam, y
te vi tan bella, Myriam, que
(¡cómo te explico qué bella te vi!)
ni tú, Myriam, te puedes ver tan bella ni
imaginar que puedas ser tan bella para mí.
Y tan bella te vi que me parece que
ninguna mujer es más bella que tú
ni ningún enamorado ve ninguna mujer
tan bella, Myriam, como yo te veo a ti
y ni tú misma, Myriam, eres quizás tan bella
¡porque no puede ser real tanta belleza!
como yo te vi de bella ayer en la calle,
o como hoy me parece, Myriam, que te vi.
Quien busque solo tranquilidad, que se cuide del amor.

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