La policía requiere orden y seguridad para poder actuar

En lugar de que se cree una Policía de Orden y Seguridad, lo que se necesita es que se le dote a la Policía Nacional de los recursos, medios y condiciones suficientes que le permitan actuar con prontitud, eficacia y, especialmente, con la seguridad de que sus efectivos se encuentren legalmente protegidos para no verse expuestos a que puedan perder la vida en el cumplimiento de su deber, tal como lo señala el artículo 166 de nuestra Constitución Política vigente, cuando establece que “La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno…”.

Con relación a las instituciones del Estado, que forman parte de la estructura del poder político a través de las cuales se administra el funcionamiento de la cosa pública, una vez más, hay que llamar la atención para aclarar que la poca o nula efectividad que pueda caracterizar el funcionamiento de algunas de ellas, no necesariamente es consecuencia de su estructura organizativa, sino de la forma o manera de cómo se le dirige y orienta su funcionamiento. Es decir, el problema no está en su organización estructural, sino en las personas que la integran y dirigen. Pero, se suma a ese requerimiento, la de poder contar con los recursos logísticos adecuados que les permitan ser eficaces en su accionar.

El crecimiento geométrico de la onda delincuencial a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional, ya es un tema de Estado, que necesita ser inmediatamente atendido; pues, la población nacional cada día se siente más desprotegida y expuesta a verse obligada a tener, inclusive, que variar su modo de vida. El que, hace escasos días, algunos colegios de la capital de la república decidieran que, para cuidar la vida de sus niños y jóvenes escolares, frente a la amenaza de bandas de delincuentes, optaran por disponer que las clases se dicten en forma virtual, es la mejor prueba de la situación actual en la que estamos viviendo, y que es la muestra de una total inseguridad.
Las cifras de las estadísticas nos dicen que existe un alto nivel en el que se encuentra la expansión de la dinámica delincuencial, además del incremento de las modalidades mediante las cuales se cometen delitos que atentan en contra de la vida y bienes de las personas. Todo ello, a pesar de haberse decretado el estado de emergencia, como régimen de excepción que se aplica cuando existe “…perturbación de la paz o del orden interno…que afectan la vida de la Nación”.

Pareciera ser que, como consecuencia de la aplicación del indicado régimen de excepción, ahora los delincuentes, agazapados, tienen más tiempo para organizarse y poder actuar con más agresividad y efectividad, no vista en estos últimos tiempos. Por lo tanto, se hace necesario incrementar sustancialmente el número de efectivos policiales, en la cantidad que a así lo requiera la actual realidad; pero, preparados y entrenados adecuadamente. Las informaciones de prensa que se han difundido en estos últimos días, en los que se observan largas colas de jóvenes ansiosos de obtener certificados que les permitan completar la documentación para postular a la Policía Nacional, nos demuestra que, a pesar de ser conscientes del peligro que corren por la función que van a tener que desempeñar, todavía existe el sentimiento de compromiso ciudadano de servir a la Patria.

Igualmente, y en el mismo sentido, para que labor policial no se vea disminuida en eficacia, se necesita que se le proporcione los elementos y/o instrumentos más modernos como los que cuentan los efectivos de los países vecinos. Por su puesto que, asimismo, no debe de descuidarse el compromiso que debe asumir cada uno de los miles de valerosos policías que integran la institución, para demostrar que son dignos de la confianza ciudadana, muchas veces dudosa por la inconducta funcional de algunos de sus miembros, cuando se exponen a ser calificados como propensas a realizar actos de corrupción, por el ilícito uso que se les da a los recursos económicos con los que cuenta la institución policial.

En consecuencia, mejoremos en cantidad, orden y calidad lo que tenemos, y dejemos de lado propuestas que terminan por incrementar la burocracia, que únicamente nos conduce al crecimiento inorgánico del aparato estatal.

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