La política exterior peruana para el 2025
El Perú debe realizar una urgente reingeniería en su política exterior de lo contrario seguirá siendo visto por el mundo como un país poco o nada creíble, dominado por la corrupción, tremendamente inseguro, violador de derechos humanos y sin estabilidad política debido al imperio de las pugnas en nuestra clase política, cada vez más carente de axiología política. Hay que efectuar una rápida fumigación para que nuestro frente externo no sea alcanzado por el desastre moral interno. También hay que recuperar el tiempo perdido. Así, nuestras relaciones diplomáticas con Colombia y México continúan en un nivel intermedio –las embajadas del Perú en esos países están presididas por un encargado de negocios, afectándose la eficacia en los resultados esperados conforme los intereses nacionales– y se produjo una ruptura de relaciones diplomáticas con Venezuela por decisión unilateral del dictador Nicolás Maduro. Ni la organización de APEC en 2024 ni la inauguración del megapuerto de Chancay, han coadyuvado a levantar la imagen del país y eso preocupa muchísimo. La Comisión de constitucionalistas –todos realmente de primer nivel–, que fuera formada en su momento, ha caído en saco roto porque quienes la constituyeron nunca tuvieron una estrategia clara de lo que se quería. ¡Qué tragedia! Lo que corresponde es que sea instalada la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores, que la creo más idónea para orientar a la alicaída política exterior del Perú, que dirige la presidenta de la República, y ejecuta el ministerio de Relaciones Exteriores. Deberíamos efectuar el FODA (Fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) de nuestra política exterior y a partir de allí evaluar nuestros tres ámbitos de la acción externa: embajadas, consulados y representaciones permanentes que contamos por el mundo, tomando decisiones que suponga, entre otras y sin que les tiemble la mano, cerrar las misiones que no sean de utilidad para el país, y abriendo otras que realmente necesita el país. Haber llamado a Lima en abril de 2024 a todos nuestros embajadores que contamos por todo el planeta fue una completa irresponsabilidad pues no ha dado ningún resultado, habiéndose gastado millones de soles en vano dado que la imagen del país sigue por los suelos ante la comunidad internacional. Francia, España y Egipto, que viven del turismo, tienen 70, 50, 16 millones de turistas al año, respectivamente, y el Perú con Machu Picchu, nuestro orgullo arqueológico nacional precolombino por delante, y una extraordinaria galería de recintos de esta misma dimensión, no superamos siquiera los 4 millones anualmente en promedio, ¡una completa vergüenza!. Hay que tomar decisiones respecto de nuestra vinculación bilateral con México decidiendo medidas recíprocas porque ha sido un duro golpe a la dignidad nacional de los peruanos que, mientras los mexicanos pueden ingresar en nuestro territorio sin ningún tipo de requisitos, nosotros para viajar a México debemos pasar mil peripecias por las medidas abusivas intolerables impuestas por el gobierno azteca. Finalmente, si nuestra imagen internacional no cambia, lo que seguirá en 2025, será muy malo para nuestro anhelado ingreso en la OCDE.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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