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La propuesta envenenada

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Fecha Publicación: 04/05/2020 - 20:00
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Mientras agonizaba su sabio consejero, el entristecido rey le hizo la última pregunta: ¿cómo reconoceré a quien pretenda destruir mi reino? El susurro fue apenas audible: querrá eliminar las cosas importantes, las que sí funcionan.

La Constitución actual tiene aspectos fundamentales que marcan su identidad: el principio de dignidad humana, la iniciativa privada como motor de la economía, la supervisión del Estado para canalizar el emprendimiento individual dentro del modelo alemán de economía social de mercado, son parte del nucleo duro constitucional, no susceptibles de reforma. Similar protección alcanza al principio de equilibrio presupuestal y al mecanismo de elección presidencial en dos vueltas electorales, porque ambos garantizan no cometer los graves errores del pasado.

La segunda vuelta presidencial otorga legitimidad, evita gobiernos débiles sugidos de minorías electorales. Es además, un valioso instrumento para evitar que gane la opción más radical. En 2001 un discutido García fue superado en la segunda vuelta por Toledo; en 2006 García ya maduro venció al jacobino Humala; en 2011 este último ganó por el juramento en la Casona de San Marcos, abandonando su programa de la ‘Gran Transformación’ por la ‘Hoja de Ruta’. Imaginar que la persona más radical pueda capturar el poder, solo porque obtuvo la primera minoría de votos, parece el peor escenario.

Si en abril de este año miles de personas hicieron cola en el mercado o para recibir un subsidio, bien pueden en abril y en mayo de 2021 hacer fila para votar en una mesa de sufragio, pudiendo asignarse menos electores en cada una; más grave es entregar el país a quien quede delante en una frágil única vuelta presidencial.

Quizás esa es la verdadera apuesta de quienes proponen eliminar lo que sí funciona.