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La regionalización

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Fecha Publicación: 03/12/2024 - 22:20
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Hay un tema que los partidos pueden poner en debate porque es una de las razones que nos impiden administrar eficientemente nuestro país controlando la corrupción para que esta vaya disminuyendo con el pasar del tiempo, porque jamás va a desaparecer totalmente. Es una realidad constante y sonante que la organización administrativa de una institución es fundamental para que ella funcione con eficiencia y, sobre todo, para controlar la corrupción que puede desarrollarse en ella.
Si analizamos profundamente el proceso que tuvo la regionalización de nuestro país, fácilmente nos daremos cuenta de que solo tuvo un propósito político, razón por la que se desarrolló en nuestro país una corrupción que los políticos le atribuyen a los peruanos y no a la ineficiente regionalización, como en realidad ha sido.
Toledo regionalizó políticamente el Perú creando 26 regiones (incluyendo el Callao y Lima Región), 196 provincias, cada una con su municipalidad provincial, y 1,874 distritos, cada uno con su municipalidad distrital.
Lo dicho en los párrafos anteriores es lo que ha convertido la corrupción en algo difícil de controlar, porque los políticos no atacan la razón de ella, que es el inmenso número de distritos, y creen que persiguiendo a los corruptos van a conseguirlo, cuando para lograrlo hay que analizar la regionalización y hacerle los cambios que esta requiere. Por ejemplo, el hecho de que existan 1,874 distritos hace imposible controlarlos, porque en una buena cantidad de ellos los presupuestos son tan reducidos que el producto de la corrupción es menor que lo que cuesta el control.
Además de lo anterior, la regionalización ha logrado que el presidente y sus ministros no tengan suficiente poder político para tomar el mando del país en momentos críticos. Pero este problema no es de ahora. Meditemos: de todas nuestras calamidades públicas, solo a las ciudades de dos de ellas, hasta el día de hoy, no se les ha podido reparar los daños que sufrieron con el terremoto del sur chico (2007) y el norteño Fenómeno del Niño Costero (2016-2017). Da la pequeña casualidad de que ambos han ocurrido después de la regionalización de Toledo (2002), ello porque, aparentemente, los intereses políticos de las autoridades les han impedido ponerse de acuerdo para organizar la reconstrucción necesaria.
La regionalización es uno de los problemas graves que tiene la administración de nuestro Estado, razón por la que se debería pensar en corregirla, incluyendo las atribuciones de quienes controlan las regiones, provincias y distritos.

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