La renovación del equipo militar
Si quieres paz, prepárate para la guerra, reza el viejo dicho. En el Perú, con la aprobación de la ley anual del presupuesto, se ha incluido una cifra por un monto mayor en previsión de la compra de equipo aéreo que, de alguna manera, reemplace nuestras antiguas y obsoletas unidades. Al escribir estas líneas debo confesar que no soy un experto en la materia, guiándome exclusivamente por mis conocimientos de la historia política y limítrofe de nuestra patria.
El Perú es un país ubicado en la parte central de la costa occidental de Sudamérica, que mira al Océano Pacífico y que se proyecta hacia la Australasia e igualmente hacia los países del continente asiático, cuyo litoral también es bañado por el mismo océano, específicamente China, Japón, Corea, Taiwán, Malasia, Filipinas e Indonesia. Sin embargo, salvo respecto de los tres primeros países, nuestro contacto con esas regiones del mundo ha sido muy tenue. En el siglo XIX, los ingleses repetían la frase “desde China al Perú” como las antípodas en el planeta, y efectivamente lo eran; pero, al abolirse la esclavitud en el Perú, importamos mano de obra china proveniente del puerto de Macao para trabajar las tierras de nuestros valles costeños. Más tarde, en el curso de la primera mitad del siglo XX, vino una selectiva migración japonesa cuyo ejemplo emblemático fue el presidente Fujimori.
El Perú, en el curso del siglo XX, definió sus fronteras con nuestros países vecinos. Primero en el este amazónico y el sudeste andino con Brasil y Bolivia, respectivamente (1908 y 1909). Luego mantuvimos una larga disputa con Chile para la recuperación de nuestras provincias irredentas de Tacna y Arica, perdidas en la Guerra del Pacífico (1879-1883), que se resolvió con el Tratado de Lima de 1929, que significó, en términos prácticos, Tacna para el Perú y Arica para Chile. Resulta significativo que nuestras principales reservas de cobre están situadas en la región fronteriza con Chile. Este hecho geológico ha determinado que nuestra producción de ese metal provenga de las regiones fronterizas del sur.
En cuanto al norte, nuestra frontera con Colombia fue delimitada por el Tratado Salomón-Lozano de 1922, ejecutado en 1930, con grave descontento de la población loretana, expresado en una abortada guerra resuelta mediante el Protocolo de Río de Janeiro de 1934. Con el Ecuador las cosas fueron algo más complicadas. Tuvimos una guerra en 1941 que dio lugar a la delimitación de nuestra frontera común mediante el Protocolo de Río de Janeiro de 1942, lentamente demarcada hasta 1950 y luego con incesantes disputas en ciertas apartadas regiones que llevaron a enfrentamientos bélicos en la Cordillera del Cóndor durante los años 1981 y 1995. Ese conflicto recién terminó con el Acta de Brasilia, también llamada de Itamaraty, del 26 de octubre de 1998, suscrita por los presidentes Fujimori y Mahuad. En cuanto a nuestra frontera marítima, esta se resolvió con Chile mediante un fallo de la Corte Internacional de Justicia (La Haya) del año 2014, si bien con el Ecuador llegamos a un acuerdo bilateral del año 2010 sin mayores confrontaciones.
En síntesis, puede afirmarse que el Perú, hoy día, no tiene conflictos fronterizos con ninguno de sus vecinos sudamericanos. Pero siempre cabe la interrogante: ¿puede descartarse de manera absoluta y concluyente cualquier futuro conflicto? Eso nadie lo puede asegurar, de ahí la necesidad de mantener un equilibrio estratégico que se manifiesta en la periódica renovación de nuestro equipo militar. La interrogante reside en cuánto y cómo.
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