La renuncia de EE. UU. Al Consejo de Derechos Humanos de la ONU
Ha causado alboroto mundial la decisión del gobierno de los Estados Unidos de América, que preside el magnate neoyorquino, Donald Trump, en su condición de cuadragésimo sétimo presidente del país más poderoso del globo, de renunciar a su asiento entre los 47 que existe para igual número de miembros que integran el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas, el principal órgano intergubernamental de la ONU que tiene a su cargo todo lo concerniente a los derechos humanos en el planeta. Quisiera recordar que el CDH, que no tiene más de 19 años de creación –reemplazó en 2006 a la antigua Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas–, ya venía siendo cuestionado por la administración republicada de Trump desde los tiempos de su primer mandato (2017-2021). En efecto, en la lectura de la Casa Blanca ocupada por Trump, el CDH no ha servido de mucho o prácticamente de nada a los derechos humanos en el mundo y por ende, a los intereses de Estados Unidos, por lo que no viendo cambios significativos, estaba decantado que, apenas asumiera la segunda y última administración, Trump se iba a decidir nuevamente por dejar el Consejo. Será bueno recordar que el CDH cuenta por 3 años consecutivos a cada uno de los 47 Estados elegidos anualmente entre los 193 Estados miembros de la ONU, nombrados por distribución geográfica. No ha sido casual, entonces, el viaje del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu a Washington pues el anuncio de Trump se hace, según ha dicho la Casa Blanca, por la falta de imparcialidad del CDH respecto de Israel, arguyendo que el Consejo ha seguido dominado por su ineficacia sobre los derechos humanos, creyendo que no ha venido haciendo bien las cosas al considerar que “no está bien gestionada” y que más bien ha servido a países como China que ha tenido cuestionamientos precisamente en el ámbito de los derechos humanos. Siendo que estoy de acuerdo con el referido sesgo del Consejo, creo que bien llevado, podría tener un rumbo distinto. No todos los países que integran el CDH actúan con sesgo mirando a los derechos humanos. De hecho, Marruecos, que ha tenido la presidencia del Consejo durante todo el 2024 -participé en el denominado Retiro del CDH en Rabat, en noviembre de 2024-, fue una plataforma de equilibrio y de objetividad que pocas veces se ha visto en este organismo intergubernamental de las Naciones Unidas, y la presencia de Costa Rica o Paraguay, también ha sido importante, ya mirando a nuestra región. Sí debo lamentar, finalmente, que la renuncia de Estados Unidos al CDH significa, en adición, el congelamiento de los apoyos que venía brindando a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio – UNRWA, pues los refugiados palestinos y los refugiados en cualquier parte del mundo son grupos humanos extraordinariamente vulnerables.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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